Ávaro Pombo: "Soy un actor frustrado al que le gusta la reflexión moral"

  • Después de arengar en mítines a los simpatizantes de UPyD, partido por el que se presentó como senador, y tras no lograr, "afortunadamente", un escaño, el escritor Álvaro Pombo volvió a su oficio y terminó "El temblor del héroe", novela con la que ganó el premio Nadal y que acaba de ser publicada.

Carmen Sigüenza

Madrid, 2 feb.- Después de arengar en mítines a los simpatizantes de UPyD, partido por el que se presentó como senador, y tras no lograr, "afortunadamente", un escaño, el escritor Álvaro Pombo volvió a su oficio y terminó "El temblor del héroe", novela con la que ganó el premio Nadal y que acaba de ser publicada.

"Soy un actor frustrado. Entiendo todo de forma muy teatral. Y en el 'El temblor del héroe', como en todas mis obras, y en esta más, lo que hay es una reflexión moral", afirma el autor en una entrevista con Efe minutos antes de presentar la novela publicada por Destino.

"No intento moralizar a la sociedad pero la ética, como dice Antonio Marina, es la parte más importante de la filosofía", precisa.

Y del saber comportarse o no y de muchas cosas más que caracterizan a la condición humana trata "El temblor del héroe", una novela sobre las complejas relaciones, la soledad, las dificultades para mantener el amor, la fragilidad del que ama ante el ser amado, el engaño, la soledad y, sobre todo, del compromiso ante el otro.

"El desinterés es el núcleo de todo. Podemos dejar que las cosas se vayan a la porra, que las relaciones se deterioren, o podemos hacer una especie de cosa ambigua, pero las circunstancias contemporáneas favorecen mucho esta situación de falta de sustancia en las personas, de falta de compromiso", subraya el autor.

Académico y escritor, la obra de Álvaro Pombo (Santander, 1939) en títulos como "La cuadratura del círculo" (premio Fastenrath de las Real Academia de la Lengua), "El cielo raso" (premio José Manuel Lara), "Contra natura" (premio Salambó) o "La fortuna de Matilda Turpin" (premio Planeta) está atravesada por los grandes conflictos que atormentan a los personajes.

En este caso, el autor narra la historia de Román, un viejo profesor universitario jubilado, que antes fascinaba a sus alumnos, pero que hoy se encuentra algo vacío y desnutrido. Un relato que completan dos de sus antiguos alumnos, una pareja de médicos (Elena y Eugenio) a los que trata y con los que tuvo una compleja relación emocional e intelectual.

Y el triángulo se cierra con un joven periodista (Héctor) que tiene mucho interés por Román, pero cuyo pasado torturado les hará vivir situaciones dramáticas, al incorporar a otro personaje maligno.

"Es una critica a la banalización del mal que caracteriza nuestro tiempo, en una de sus caras más hirientes: la insensibilidad ante el dolor ajeno y las trágicas consecuencias del pasar por el mundo resbalando por su superficie, sin sentirse nunca concernido por nada", aclara Pombo en la contraportada del libro.

Pero lo que también esconde este volumen es mucha literatura, mucha filosofía y mucha cultura por donde transitan Platón, Heidegger, Stoterdijk, Roland Barthes, Shakespeare o Kirkergaard, entre otros muchos.

"Lo importante en la vida es la acción, la acción recta que debemos seguir y eso es ya lo que se preguntaba Kant: qué debo yo saber, qué debo yo hacer, qué es lo licito para el hombre, y eso es lo que está presente en todos mis libros", añade el escritor.

Un autor con una vitalidad inmensa y que tras su paso por la política aclara: "Estoy muy comprometido con la ideas de Rosa Díez y las ideas del partido, pero menos mal que, a pesar de haber tenido ciento y pico votos más que otros, no he sacado escaño porque hubiera sido un desastre y malo para mí, pero sigo colaborando con ellos".

Y confiesa que odia la soledad: "Es una cosa muy peligrosa, muy pocas personas tienen el carisma de la soledad, quizá nadie, ya lo decía Machado: 'en mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad',".

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