Azcona resucita con sus escritos más jóvenes

  • Celia Sierra.

Celia Sierra.

Madrid, 20 nov.- Con su escritura cáustica e irónica, Rafael Azcona elevó el oficio de guionista a lo más alto. Pero antes de "Plácido" y "El Verdugo", el autor logroñés encontró en "La Codorniz" el sustrato para dar rienda suelta a su creatividad, un trabajo que ve la luz ahora agrupado en tres libros.

"Por qué nos gustan las guapas (1952-1956)" es el primero de estos tres tomos de un proyecto con los que la editorial Pepitas de Calabaza quiere recuperar la obra "perdida" del maestro del guión español, fallecido en 2008.

Los textos reunidos dan fe, una vez más, del talento humorístico del guionista de "El cochecito" o "La escopeta nacional", y dibujan a su vez un perfil de la sociedad española de la década de los cincuenta, a través de pequeños textos y poesías, firmadas por él mismo o con pseudónimo.

"Numerosos lectores nos escriben apremiantes cartas pidiéndonos lecturas aptas para apagones....", "Los gramáticos más preclaros se pasan la vida advirtiéndolo: ¡Ojo con el adjetivo! ¡Ojo con el adjetivo!" y "Ya sabe uno lo que es el amor: una cosa que le mete a uno en un lío apenas uno se descuida y dice que sí", rezan algunas primeras líneas del Prof. Azconovan o Az, pseudónimos del autor.

Azcona se estableció en Madrid en 1951 y empezó, según sus propias palabras, a "escribir cosas divertidas sobre cosas tristes", con títulos tan sugerentes como "Un cocodrilo en el café", "¿Quiere usted ser organillero?" o "Equitación para caballos", entre otras ocurrencias.

Bañado en el humor surrealista de los compañeros de "La Codorniz", el guionista de "Ay Carmela" revisaba la realidad gris de la España de los cincuenta con una prosa, siempre ácida, mientras compartía con el lector muchas de sus obsesiones.

Los textos que ahora ven la luz recorren la etapa desde que Azcona se asienta en Madrid (1951) hasta sus primeras colaboraciones en el cine (1958), un mundo al que llega por azar y en el que, junto a Luis García Berlanga, encontró una fórmula de calidad y éxito de público que resiste el paso del tiempo.

Estos trabajos son a su vez contemporáneos de las novelas "Los muertos no se tocan, nene", "El pisito" y "Los ilusos", un género que abandonó cuando descubrió que era más "fácil" escribir guiones que novelas, y que avanzan la generosidad creativa de los textos de "El bosque animado" o la oscarizada "Belle Epoque".

Firmó un centenar de guiones para la gran pantalla, contribuyendo como nadie a una de las etapas de máximo esplendor del cine español; aunque él siempre prefirió mantenerse en segundo plano, sin conceder entrevistas, ni aceptar los honores que todos le reconocían.

El trabajo del gran maestro del guión español en la desaparecida "La codorniz" tendrá otras dos entregas, "¿Son de alguna utilidad los cuñados? (1956-1958)" y "Repelencias. Dibujos y viñetas (1953-1956)", que verán la luz en 2013.

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