Blas de Roblès recupera en una novela al olvidado erudito Athanasius Kircher

  • Jose Oliva.

Jose Oliva.

Barcelona, 12 may.- El escritor francés de origen español Jean-Marie Blas de Roblès recupera la olvidada figura del erudito alemán del siglo XVII Athanasius Kircher en su novela "Donde viven los tigres", premio Medicis y en la que, según ha explicado, pretendía seguir la estela de escritores como Umberto Eco o Borges.

"Donde viven los tigres" es, comenta Blas de Roblès en una entrevista con Efe, "un homenaje a la novela del siglo XVII, un poco picaresca, que tiene sus entretítulos que te anuncian lo que va a pasar en ese capítulo, como si fuera una novela de Julio Verne".

La obra, premio Medicis en Francia en 2008 y que publica ahora en español la editorial Doumo, retoma, a decir de su autor, la novela del siglo XVII y XIX, con esa estructura tan característica de capítulos como el "Manuscrito encontrado en Zaragoza", de Jan Potocki, y juega con esos códigos gracias al personaje del jesuita Athanasius Kircher, "un personaje de extravagancia supina".

Cuando era estudiante de Filosofía, Blas de Roblès (Argelia, 1954) se topó por azar con el nombre de Kircher en un resumen biográfico.

Kircher, recuerda el escritor galo, vivió entre 1602-1680, y fue considerado entonces "el más grande sabio de todos los tiempos, más incluso que Leonardo da Vinci o que Giovanni Pico della Mirandola".

Su espíritu enciclopédico le llevó a escribir 40 tratados sobre astronomía, matemática, física, óptica, geología teología, arqueología, la China, México, tradujo jeroglíficos y fundó el primer museo europeo digno de tal nombre.

Sin embargo, lo que más atrajo al escritor "no fue su genio, sino su habilidad para equivocarse, que quizá fue lo que determinó que, tras su muerte, fuera completamente olvidado".

Opina Blas de Roblès que esas equivocaciones fueron deliberadas fruto de su propia contradicción: "Estuvo de acuerdo con la mayoría de teorías que surgieron en su época, pero las acababa negando por cuestiones religiosas".

Un ejemplo claro es que "Kircher fue capaz de mirar el sol con un telescopio ultramoderno que él mismo había fabricado y ver las manchas solares, pero al final llegar a conclusiones irracionales porque las sagradas escrituras definían el sol como algo incorruptible".

La idea inicial de la novela era "poner en relevancia a Kircher y el siglo XVII en que vivió, en contraposición con nuestro mundo actual, es decir, plantear las mismas preguntas que se hizo el jesuita pero en la actualidad e intentar buscar las posibles respuestas que se pueden dar a esos interrogantes".

Esos mismos elementos también se encuentran en su literatura preferida, la latinoamericana, en las novelas de Jorge Amado y de Carlos Fuentes.

Blas de Roblès, que fue director de la Maison de la Culture Française en Brasil, se decidió posteriormente a situar la historia de una búsqueda en Brasil, porque "era la perfecta contraposición a la Roma del siglo XVII, a la vieja Europa, que Kircher quería salvar de la racionalidad que surgía en aquel momento".

Al haber vivido dos años en ese país, el autor pensó que era "el decorado perfecto para ese laberinto de ideas, porque Brasil era tanto el mundo del origen, el paraíso original, pero a su vez, también encarnaba el nuevo mundo, en el que todo sueño es posible".

La estructura del libro está planteada como "un laberinto de historias concéntricas, como si fuera la estratigrafía de la arqueología", esa disciplina que, según confiesa Blas de Roblès, es su segunda pasión -fue miembro de la Misión Arqueológica Francesa en Libia-.

Su siguiente novela, "La montagne de minuit", publicada en Francia en 2010, pero todavía inédita en España, es un giro en su trayectoria, pues se trata de una obra más corta, en la que ha trabajado la lengua con más concisión, "no tan barroca, sino que es un trabajo casi flaubertiano".

En este nuevo libro narra la historia de dos personajes, un viejo y una jovencita que se encuentran primero en Lyon y luego en el Tíbet.

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