Bonezzi, autor del himno de la movida y de bandas sonoras para la historia

  • Bernardo Bonezzi, el niño prodigio del pop que con solo 13 años formó "Zombies" y firmó el himno de la Movida "Groenlandia", fue también autor de las bandas sonoras de las películas de los 80 de Pedro Almodóvar, de algunos de los mejores títulos del cine español y de series como "Farmacia de guardia".

Madrid, 30 ago.- Bernardo Bonezzi, el niño prodigio del pop que con solo 13 años formó "Zombies" y firmó el himno de la Movida "Groenlandia", fue también autor de las bandas sonoras de las películas de los 80 de Pedro Almodóvar, de algunos de los mejores títulos del cine español y de series como "Farmacia de guardia".

Bonezzi, hijo de padre italiano y madre brasileña pero nacido en Madrid, el 6 de julio de 1964, empezó a tocar la guitarra con 6 años, con 8 escuchaba a David Bowie y Roxy Music y a los 10 ya escribía sus primeras melodías.

En 1978 formó "Zombies", el primer grupo que actuó en la mítica sala "El Sol" y, dos años después, con solo 16 y cuando en España los que triunfaban eran Los Pecos, publicó "Groenlandia", el himno de aquella movida que nació para divertir a quienes la promovieron y que, según decía él mismo recientemente, "tampoco era para tanto".

"Se politizó mucho, porque interesaba dar una imagen de moderna", subrayaba, aunque admitía que lo que sí era cierto es que fue "el único momento en la historia donde hubo un florecimiento de todas las disciplinas artísticas al mismo tiempo, algo que no se ha repetido".

Al tema "Groenlandia" le siguieron dos elepés que le auparon al olimpo de los músicos más respetados y valorados de aquella época, tanto que incluso alguien le llamó el "mozart" de la movida: "Extraños juegos" (RCA, 1980) y "La muralla china" (RCA, 1981).

A principios de 1982 "Zombies" se separaron y Bonezzi, que siempre estuvo interesado en la experimentación y en la innovación, decidió no volver a pisar un escenario y empezar a trabajar en el cine componiendo los temas de la segunda película de Pedro Almodóvar, "Laberinto de pasiones".

Ese mismo año produjo y compuso la música del LP "Almodóvar-McNamara", uno de los iconos musicales del pop español de los ochenta y emprendió un proyecto en solitario que plasmó en el maxisingle "Las diez mujeres más elegantes" (CBS, 1983) y el álbum "Bonezzi-St. Louis" (CBS, 1984), para el que contó con la colaboración de la cantante Didi St-Louis.

Con "Zombies" cantaba él pero le decían que no lo hacía bien y, por eso, en "Benezzi- St. Louis" la que pone la voz es ella.

Fue mucho más tarde cuando cayó en la cuenta de que sus temas los podía cantar él porque "no hacía falta una voz prodigiosa" y, además, con el tiempo y clases fue "entonando", se reía.

A partir de 1984 se volcó en la composición de música para cine, televisión y teatro, en la que imprimió un estilo personal e inconfundible.

La colaboración con Almodóvar "duró" cuatro películas, hasta "Mujeres al borde de un ataque de nervios" (1988).

"Hemos tomado rutas diferentes en la vida", explicaba Bonezzi. "Pedro no acababa de comprender la música como la entendía yo, como una partitura de principio a fin. Él hace unas películas que reflejan su mundo y a mí su mundo de ahora mismo no me interesa".

Compuso las bandas sonoras de más de cuarenta películas, de directores como Manuel Gómez Pereira, Rafael Moleón, Enrique Urbizu, Icíar Bollaín o Pedro Olea.

En 1995 obtuvo el Goya por la música de la primera película de Agustín Díaz Yanes, "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto", y estuvo nominado al Goya en cuatro ocasiones más.

Fue miembro del consejo de administración de la Sociedad General de Autores (SGAE), el más joven de toda la historia de esta institución.

Era el autor de bandas sonoras para televisión como "Farmacia de guardia", de Antonio Mercero, y colaboró con directores como Alfonso Ungría, Ricardo Franco, Imanol Uribe, Iván Zulueta, Antonio Drove, Manolo Matji o Miguel Hermoso.

Dejó de componer para el cine en 2001 porque le ofrecían cosas "zafias y absurdas" y necesitaba tiempo para reflexionar.

"Siento que mi carrera ha sido muy exitosa por cosas distintas a Zombies, como por ejemplo por la música de 'Farmacia de guardia'. Cuando se hizo no era ni el de 'Groenlandia' ni el músico de Almodóvar, sino 'el de Farmacia de Guardia'", recordaba.

En 2004 editaba "La hora del lobo", el primero de una trilogía dedicada a las horas del día, a los que siguieron "La hora azul" (2006) y "La hora del té", obras instrumentales todas ellas de extraordinaria madurez.

En 2010 publicó "El viento sopla donde quiera", un disco cantado, que le provocó una gran decepción porque el distribuidor era la Fundación Autor, que cerró antes de que se llevara a las tiendas, con lo que se tuvo que quedar él con todos los ejemplares en casa.

Tras ese regreso frustrado decidió emplearse a fondo en los que fueron sus últimos trabajos, "La Esencia de la Ciencia" y "Esencias", ambos de este año.

"La esencia de la ciencia" es, subrayaba, "observar el mundo y tratar de explicarlo. Lo que me divierte de este disco es que la música es muy divertida, aunque de repente haya alguna letra dura, pero siempre desde un punto de vista optimista".

Se sentía ahora "mucho mejor" que con Zombies porque había aprendido mucho, sabía expresar lo que quería y había conseguido "un sonido personal", aunque llevaba diez años peleando con las discográficas para que le permitieran reeditar aquellos temas pero, se lamentaba, parecía que a nadie le interesaba.

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