Carlos Varela cree que España "nunca ha considerado el cómic como algo respetable"

  • Santander.- El director de animación y doble ganador de un Goya Carlos Varela lamenta que "los grandes sectores de opinión en España nunca hayan considerado el cómic como algo respetable" y critica que no exista "cultura de invertir en el dibujo animado".

Carlos Varela cree que España "nunca ha considerado el cómic como algo respetable"
Carlos Varela cree que España "nunca ha considerado el cómic como algo respetable"

Santander.- El director de animación y doble ganador de un Goya Carlos Varela lamenta que "los grandes sectores de opinión en España nunca hayan considerado el cómic como algo respetable" y critica que no exista "cultura de invertir en el dibujo animado".

"Te dicen de todo, que haces monigotes. Aunque la llegada de Pixar o Miyazaki han hecho comprender que el cine de animación, pero el de fuera, también es cine", asegura en una entrevista con Efe el dibujante vasco, que en octubre estrenará el film "El tesoro del rey Midas", con las aventuras de los personajes de "Animal Channel".

Éxitos recientes, como "Planet51", el primer largometraje de animación en 3D español, o el pegadizo Pocoyo, traducido a siete idiomas y emitido en más de veinte países, implican un giro en el mercado nacional que, sin embargo, no evita la desconfianza del capital para invertir en el sector.

"Sobrevivimos a base de subvenciones. Deberíamos hacer entender a la inversión privada que apostar por la animación no es algo descabellado", reivindica el animador, que esta semana ha impartido un taller en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Otro de los problemas endémicos que observa en el sector es la fuga de cerebros a otros países. Los creativos, el punto fuerte de la animación española, se trasladan a estudios extranjeros, atraídos por sueldos más altos y mejores posibilidades laborales.

"Es la pega más grande, porque jamás habíamos tenido tantos profesionales de la animación", remarca Varela, que ha visto como algunos de sus compañeros han abandonado el país para trabajar en estudios como Disney.

Pero no todo son penurias en la profesión que este dibujante -"de animación tradicional, porque a mí me gusta la textura del lápiz y el color sobre el papel"- define como "una gran coreografía".

"Todo debe estar perfectamente engarzado. Cada fase depende de la anterior y de cómo se ha planificado", señala el director.

Una cadena de montaje perfectamente acompasada, desde el dibujante hasta el distribuidor. Y, en ese engranaje, el animador juega un triple papel: el de artesano, dibujante y actor.

"El animador es más un artesano que un artista. El título de artista me suena ampuloso para alguien que cobra por producir", alega Varela, que recibió un Goya por "La Leyenda del Viento del Norte" (1992) y otro por "Goomer" (1999).

Una faceta a la que debe sumarse un extraño binomio, ya que, según afirma, el dibujante también es actor: "Si Robert de Niro es capaz de emocionar en una escena, el dibujante también debe conseguir que los personajes que crea, que son su cuerpo, estén llenos de expresividad".

Ya sea en dos dimensiones, con autores como Hayao Miyazaki u obras como el docudrama "Vals con Balshir", o en tres dimensiones con películas, como "Wall-E" o "Toy Story 3", el cine de animación "permite exactamente lo mismo que el cine convencional", reivindica.

El director vasco se empeña en demostrar que tinta y color o carne y hueso, en cine, dan exactamente lo mismo: "Debemos quitarnos prejuicios y etiquetas, como que el cine de animación es infantil. Hay buen cine o mal cine... ¿y qué adulto se perdería Totoro?".

Varela, que empezó de pequeño copiando un tebeo que se llamaba "Pumby" es, además de cinéfilo, como demuestran el sinfín de ejemplos cinematográficos que colman sus respuestas, un devorador de cómics empedernido.

"Tengo la casa llena de cómics. Mi mujer daría fuego a todos ellos, porque es un horror lo que ocupan, pero yo sigo comprando", dice.

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