Chris Stewart asegura que es difícil seguir siendo optimista con esta crisis planetaria

  • Madrid.- El británico Chris Stewart vuelve a contagiar su vitalidad con los relatos sobre sus experiencias en la Alpujarra granadina, reunidos ahora en "Los almendros en flor", aunque reconoce que la actual "crisis planetaria" ha puesto a prueba a uno de los mayores optimistas de la literatura actual.

Chris Stewart asegura que es difícil seguir siendo optimista con esta crisis planetaria
Chris Stewart asegura que es difícil seguir siendo optimista con esta crisis planetaria

Madrid.- El británico Chris Stewart vuelve a contagiar su vitalidad con los relatos sobre sus experiencias en la Alpujarra granadina, reunidos ahora en "Los almendros en flor", aunque reconoce que la actual "crisis planetaria" ha puesto a prueba a uno de los mayores optimistas de la literatura actual.

"Es difícil seguir siendo optimista", afirma Stewart en una entrevista con Efe en la que, en un fluido español, argumenta la necesidad de un cambio urgente, porque, dice: "Estamos jodidos por la corrupción política y empresarial".

"El optimista en Andalucía ha cambiado", asegura el escritor británico aludiendo al título de su primer libro, "Entre limones: historia de un optimista" ("Driver over the lemons: an optimist in Andalucia", en su lengua original), cuyo éxito le permitió alternar la literatura con el esquile de ovejas.

Pese a su preocupación, Stewart se muestra "muy animado" por el movimiento de los "indignados", que considera un revulsivo ante "la pérdida moral" que detecta en la sociedad actual.

Y no duda al responder sobre lo que le sigue sorprendiendo aún de los españoles después de veintitrés años en este país.

"No entiendo cómo los españoles, entre quienes estoy tan orgulloso y feliz de vivir, han votado a una pandilla de impresentables: estos imputados de Valencia y Madrid", asegura al comentar los resultados electorales del pasado domingo.

Como en sus dos primeros libros, el material principal de "Los almendros en flor" (Salamandra) lo componen las experiencias de Stewart en "El Valero", el cortijo de Órgiva en el que vive junto a su esposa y su hija combinando la escritura y el trabajo de la tierra.

Aunque en esta ocasión, los relatos amplían su campo de acción a Marruecos, lo que le permite a Stewart afrontar el asunto de la inmigración, un problema que, en su opinión, Occidente debe asumir "invirtiendo mayores recursos" en los países en desarrollo.

La fórmula de "Los almendros en flor" se enriquece además con sabios consejos sobre la gastronomía local, como probar el gazpacho con una cucharada de miel, pero básicamente es la misma que convirtió al primer batería del célebre grupo Genesis en un fenómeno editorial en su país de origen y también en España.

Stewart atribuye el éxito de su propuesta a que los británicos, que ven a los españoles como "africanos europizados", están "obsesionados" por "los libros que cuentan cómo un inglés se afinca en un país mediterráneo y empieza una nueva vida", mientras que a los españoles les encanta ser "vistos por los ojos de un guiri".

Las páginas de "Los almendros en flor" vuelven a reivindicar la vida en el campo, que esta vez Stewart defiende como alternativa a la crisis.

"Hay otra manera de vivir", asegura el autor, quien espera que "uno de los efectos de la crisis sea que la gente vuelva al campo".

Aunque asegura que está "harto" de protagonizar sus libros, el escritor anuncia que tiene material sobre las vivencias de "el maldito Stewart" para más entregas, si bien advierte que "hay poco que contar" de su experiencia como batería de Genesis.

Con ellos grabó el primer single del grupo, "Silent sun", en 1968, antes de que, como recordaba hoy, le echaran "por tocar tan malamente".

"Por pura mala leche no escuché su música desde entonces. El otro día, por casualidad, escuché algo en la radio y la verdad es que me gustó mucho", cuenta entre risas.

"La verdad es que éramos un grupo de niños de un colegio superpijo", admite Stewart, quien se encontró con sus antiguos compañeros recientemente en un concierto de música clásica ofrecido en casa de Peter Gabriel, cantante original del grupo, y que en una ocasión recibió en Órgiva la visita del teclista Tony Banks.

Chris Stewart, a sus 60 años, no sabe cuánto tiempo seguirá en la Alpujarra, pero está convencido de que continuará siendo "guiri" hasta el día de su muerte. "Y estoy bastante contento, porque hasta el acento tiene encanto", asegura.

Por Carlos Gosch.

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