Cuatro Óscars, en mitad de un paso de peatones

  • Juan González.

Juan González.

Gijón, 24 nov.- Gil Parrondo y Pedro Almodóvar tienen en común haber ganado dos premios Óscar cada uno, pero en sus trayectorias personales y profesionales sólo han coincidido una vez, en la mitad de un paso de peatones de una calle de Madrid.

Ambos se reconocieron en cada una de las aceras cuando se disponían a cruzar y se encontraron en la mitad de la calzada para saludarse con respeto y admiración sin poder intercambiar otras palabras por la urgencia del tráfico.

"En ese momento, pensé que había cuatro Óscars en un paso de cebra y me resultó gracioso", ha dicho Gil Parrondo hoy en una rueda de prensa que se ha configurado como "el mejor momento" del Festival Internacional de Cine de Gijón, que esta noche pone fin a la edición de su cincuentenario.

Gil Parrondo, que ha sido galardonado con el Premio Honorífico del certamen, ha asumido con emoción y humildad todos los premios que ha recibido pero es incapaz de perder horas de trabajo para recogerlos personalmente.

El de Gijón ha sido una excepción, puesto que sus dos óscares le llegaron a su casa por correo, y su presencia en la gala de clausura le da el "empaque" necesario a un certamen que ha cambiado su dirección con más ruido que nueces.

El relevo de José Luis Cienfuegos por Nacho Carballo como consecuencia del cambio de Gobierno municipal ha sido interpretado como "el pecado original" de una nueva etapa que comenzó con el boicot de los artistas que han pasado por Gijón en los últimos cincuenta años.

Los organizadores han sacado adelante una programación con más películas y mayor presupuesto, con una sección oficial de calidad pero sin el sabor de lo alternativo y provocador de las de antes.

Y ha sido Gil Parrondo, el más internacional de los cineastas españoles, quien ha puesto un toque de pimienta en un festival que, entre otras cosas, no ha conseguido la repercusión mediática de años anteriores.

Con 91 años de edad, "casi cien" según dice, este hombre que ha trabajado con casi todos los grandes directores del siglo pasado y se considera a si mismo como "un decorador", ha dicho recibir el premio honorífico del festival con "mucha emoción", porque es el de su tierra.

Parrondo nació en Luarca, una villa marinera del occidente asturiano que le ha puesto su nombre a una calle, en un homenaje que le ha provocado una sensación de "frío en el cuerpo y un poco de miedo".

"Cuando me dijeron que iban a poner mi nombre a una calle, me entró frío en el cuerpo y un poco de miedo, porque yo lo asociaba con la muerte, pero luego cuando vi la placa me emocioné muchísimo y me ha gustado", ha recordado.

Desborda ternura cuando dice haber sido muy feliz durante la Guerra Civil española, porque con 14 años de edad iba al cine todos los días, a pesar de la cruda realidad que gritaban los obuses.

El cine ha sido "fundamental" en la guerra y las salas de la Gran Vía de Madrid "estaban siempre llenas", algo que Pilar Miró "no podía entender cuando se lo contaba", ha dicho.

Parrondo ha prometido "no hacer nada más" cuando acabe los dos proyectos de dirección artística que le han encargado, uno sobre la vida del poeta Antonio Machado, y el otro sobre los 33 días que tardó Pablo Picasso en pintar el Guernica.

Y por supuesto, nadie de los presentes le ha creído. EFE.

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