Damián Castaño torea a lo grande, pero no mata

  • Una brillante faena de Damián Castaño, adornada por las mejores virtudes toreras, entiéndase valor y temple, firmeza y seguridad, variedad y hondura, sin embargo, con mala rúbrica en la suerte suprema, fue lo más destacado de la novillada celebrada hoy en Las Ventas.

Juan Miguel Núñez

Madrid, 17 jun.- Una brillante faena de Damián Castaño, adornada por las mejores virtudes toreras, entiéndase valor y temple, firmeza y seguridad, variedad y hondura, sin embargo, con mala rúbrica en la suerte suprema, fue lo más destacado de la novillada celebrada hoy en Las Ventas.

FICHA DEL FESTEJO.- Tres novillos -primero, tercero y quinto- de Domínguez Camacho; dos -segundo y cuarto- de Antonio Palla; y un sexto bis, sustituto de otro de la anterior ganadería, de La Campana. Conjunto bien presentado y de juego muy desigual.

El mejor, el cuarto, aplaudido en el arrastre; fue bueno también el primero aún faltándole empuje; y se dejó mucho por el derecho el tercero; segundo y quinto, más deslucidos; el sexto, descastado y sin fondo.

Damián Castaño: pinchazo a toro arrancado, otro hondo y seis descabellos, echándose por su cuenta (silencio); y cuatro pinchazos, estocada desprendida y dos descabellos (silencio tras aviso).

Javier Jiménez: media desprendida con derrame (silencio); y tres pinchazos y estocada (silencio tras aviso).

Jesús Duque: estocada desprendida (aviso y ovación tras petición de oreja); y estocada desprendida (silencio).

En la enfermería fue intervenido bajo anestesia general el banderillero José Luis López "Lipi" de "herida en la cara posterior del tercio superior del muslo izquierdo, de quince centímetros, que produce destrozos en músculos vasto externo e isquiotibales. Pronóstico menos grave. Fue trasladado a la clínica madrileña La Fraternidad".

La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde agradable.

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EL CASTAÑO MENOR APUNTA TAMBIÉN ALTO

Dos novilleros ya curtidos, Castaño y Jiménez, el primero de los cuales promete mucho, mientras que el otro apenas progresa. El debutante valenciano Duque, todavía verde en algunas cosas, sin embargo, se da buen aire y también se adivina futuro en él.

La novillada, desde el punto de vista ganadero, ha tenido de todo, algunos astados muy válidos. Y aunque "el marcador" no registra trofeos, la tarde tuvo matices muy interesantes. Lo más rotundo, la actuación de Castaño, con muchas cosas muy buenas. Torero a tener en cuenta.

A un paso de la alternativa, proyectada en la próxima Feria de Gijón, a mediados de agosto, Castaño se ha mostrado muy maduro y con personalidad.

Hermano menor del gran Javier Castaño, el toreo revelación de final de la anterior temporada y de lo que va de ésta, su padrino de doctorado, no va a necesitar la sombra del apellido si tiene suerte y es capaz de desarrollar lo bueno que apunta.

El novillo que abrió plaza, noble pero con el freno de mano echado, sin terminar de entregarse, le obligó mucho. Damián estuvo tesonero y con mucho aguante, cobrando incluso una voltereta al quedar descubierto por el viento. Todo lo hizo a base de valor y coraje.

Lo mejor vino en el cuarto. Una faena perfectamente conjuntada, honda y con exquisito poso. El astado respondió en la distancia corta, y ahí estuvo el Castaño menor (de edad, que no de atributos), muy quieto y muy seguro, y en muy poco espacio. Temple, ligazón y arrogancia, toreando en una baldosa.

Sorprendente la serenidad y capacidad del novillero salmantino, cuyo estilo también dejó atisbos de notable torería. El concepto de lo clásico, reposado y con ajuste. Ése es el camino sin quiere ser competencia de su hermano.

Aunque todavía tiene Damián Castaño una asignatura pendiente con la espada. Así, lo que cambia la película: de haber matado a este cuarto novillo con una contundente estocada, le hubiera cortado las dos orejas, y no que al final recogió un aviso.

Bien también, aunque en otro aire, el debutante valenciano Duque. Se dio buena maña frente al tercero, novillo amable por el lado derecho. El sexto apenas le permitió estar delante por el escaso empuje que tenía, obligándole a un proyecto de parón que no fue a ninguna parte.

Con el peor lote, y al tiempo confuso de ideas y con poco ánimo, Jiménez no resolvió nada.

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