De las lolitas de Japón al pinta amebas de Miró, pasando por los catalanes holgazanes. Así es el libro de Sánchez Dragó y Albert Boadella

  • Fernando Sánchez Dragó y Albert Boadella reflexionan en voz alta en ‘Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción…’ La revelación de las ‘lolitas’ que se "trajinaron" a Dragó está siendo lo más comentado durante la última semana. El escritor se disculpó y aseguró que la edad se bajó para echarle “pimienta” al libro. Y pimienta, sal y muchas más especies llevan los comentarios, reflexiones y confesiones de ambos en el libro.
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¿Cómo entenderlo? ¿Por donde coger a estos dos? ¿Son meapilas fascinados por la misa en latín...o anticlericales tan decididos como idólatras? ¿Cómo etiquetarlos? Estas cuestiones se las plantea el editor del libro 'Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción... Así se da la palabra a Fernando Sánchez Dragó y Albert Boadella en un libro donde conversan, opinan, critican y confiesan vivencias que, como era de esperar, no pasan inadvertidas. A continuación algunos extractos del libro que empieza hablando de la llegada del fin del mundo. Según Dragó ha llegado, pero la gente no se ha dado cuenta.

El fin del mundo ya está aquí

Dragó: (...)“El fin del mundo es un proceso y estamos dentro de él. Es algo irreversible. Habrá otra cosa, pero nuestro mundo ha desaparecido. Mueres en un mundo que no tiene nada que ver con el que conociste de pequeño. Y esto vale no sólo para la arquitectura, la taberna, lo usos y costumbres, los juegos infantiles..., sino para todo. El periódico impreso, el libro, el disco, el cine... Todo eso se ha acabado, y la mano asesina es la de Internet. No cabe hacer nada para evitarlo".

Los nuevos papás

Boadella:“La maternidad es compartida fisiológicamente con el hombre, esto es algo enormemente divertido y con muchas posibilidades escénicas, precisamente por lo ridículo que resulta en la vida real. Una vez se convierten en padres nos demuestran cómo ahora los hijos sirven ante todo como terapia ante las frustraciones de papá y mamá”.

Dragó:“A mí, mi madre sólo me dio dos bofetones en mi vida: uno por alzarle la mano y otro por decirle una mentira a los seis años. Resultado: cuando me iba a confesar jamás le tenía que decir al cura que había mentido”. Nunca miento. Fue mano de santo. un buen bofetón a tiempo es altamente pedagógico. Ahora en cambio te meten en la cárcel”.


Los catalanes, holgazanes compulsivos

Boadella: (...)" En el resto de España la gandulería se muestra un poco más, sin recato, sin complejos, como algo inmanente, pero es que los catalanes son unos holgazanes compulsivos que paradójicamente dedican toda su energía y tiempo a fingir que trabajan. Mantener esta publicidad les cuesta un enorme esfuerzo, que empleado en objetivos provechosos nos habría convertido en la región puntera de Europa(...)".

El derecho al voto de los que siguen a Belén Esteban

Dragó:“(…) O los que ven los programas de la telecaca, o los que se pasan cinco horas al día viendo partidos de fútbol. Esa gente ¿debe tener derecho al voto? ¿Deben tenerlo quienes aúpan a Belén Esteban, la miran bailar y le aplauden las gracias? No. Según el criterio de esos descerebrados, El Quijote sería una mierda, las obras de Joglars también y mis libros otro tanto. Corín Tellado sería su modelo de literatura preferida”.

Sobre Sarah Palin y vestirse de la falange

Dragó: “En el verano de 2008 puse la televisión y me encontré con Sarah Palin dando su discurso en la convención del Partido Republicano (…)”

Boadella:"Digamos que te gusta de aquella jaca americana esa cosa contenida, estrecha, que hace intuir algo ardoroso enfundado en un embalaje que le estruja la chicha…"

Dragó:"Sí. Me gusta su aspecto de bibliotecaria de las películas americanas de los años cincuenta y sesenta. El traje sastre, el pelo recogido, las gafitas, los tacones…"

Dragó:“Hablando de lo políticamente incorrecto. En la edición del 14 de marzo de 2010 de El Mundo (…) Como yo he salido dos veces en pelotas en la prensa, no se me ocurría qué diablos podía hacer, pero al final di con algo divertido. El hijo del falangista Manuel Hedilla, condenado a muerte por el Caudillo y encerrado luego en un fortín, me ha prestado una camisa azul con el yugo y las flechas bordadas, y yo, para redondear la transgresión y epatar al progre, he sacado del cajón una chapa que pone LSD con letras enormes. (…) Total, me he hecho una preciosa foto con la camisa de Hedilla, arremangado como iban los falangistas, brazo en alto mirando al futuro con gesto imperioso y con la chapa pegada en la palma de la mano".

Tabaco: No es cuestión de prohibir, si el personal se quiere morir antes...

Dragó:“Yo no soy partidario de que todas las drogas se vendan como las lechugas. En el mercado y en los puestos de chucherías, y que la gente compre la que quiera. No soy partidario de que se legalicen, sino, simplemente, de que se liberalicen. Las drogas no hacen daño al que no las toma, pero el tabaco sí. Por eso prohibiría a rajatabla su consumo en todos los lugares públicos (…)”.

Boadella:“Tampoco es cuestión de prohibir, si el personal se quiere morir antes, es su problema, mejor ir liquidando excedentes de población por su propia voluntad que con las guerras, que además crean completos de culpa. Sobramos cientos de millones y hay que ir aligerando pronto. Como si no quieren ponerse el cinturón de seguridad(…)”.

Dragó:“Tengo una anécdota divertidísima. Cuando mi hija Aixa tenía cinco años, es decir hace unos 25, mandé a mi secretaria a la ferretería del barrio para que comprase un cartel de prohibido fumar. La acompañó la niña, y cuando estaban en la ferretería, la secretaria le indicó al vendedor el tipo de cartel que quería porque su jefe iba a prohibir que se sumasen cigarrillos en casa. Entonces la niña, que no llegaba ni siquiera al borde del mostrador, preguntó asombrada: ¿Y porros tampoco?”

El Imserso parece hecho para liquidar a los ancianos

Dragó: (...) "No quedaba nada del Alicante que yo había dejado atrás. Ríete tú de Manhattan: rascacielos y m´s rascacielos. ¡Rascaleches! como diría Miguel Hernández. Y, además, añade ahora a todo ese horror las multitudes de jubilados, los ancinos del Imserso, con sus artrosis y sus artritis, bailando la polca hasta que despunta el alba y envenenándose con sangría de Tetra Brik. De verdad, creo que lo que hacen con esos pobres ancianos es algo parecido a la famosa solución final de los nazis: los llevan a esos sitios para matarlos. Menos bocas que alimentar, menos cuerpos que sajar en los quirófanos de los hospitales públicos, menos pensiones que apoquinar. Los obligan a hacer gimnasia, aerobic, yoga, los tuestan en la playa por los dos lados como a San Lorenzo, les dan una comida que ni los judíos en los campos de concentración, los someten a un tute tremendo, y luego, por si alguno ha sobrevivido, los ponen a bailar el tango hasta las tres de la mañana. Y lo más pasmoso es que ni ellos se quejan ni los seminaristas metomentodos de las oenegés denuncian lo que sucede".

Cena con una joven cuyo padre estaba al lado

Dragó:“Estando en el País Vasco me pasó una vez otra historia que… Me interrumpo porque vas a pensar que soy un obseso, y probablemente no te equivoques, pero… Mira, te cuento. (…) Poco antes de la cena salí a dar un paseo, y al volver, doblando una esquina me crucé con una jovencita preciosa que estaba con unos compañeros de instituto. La chica me miró, yo me volví a mirarla, seguí, volví a mirarla, descubrí que ella, riéndose, también lo hacía, me animé, di unos pasos hacia ella y la invité a cenar. Lo de siempre vaya. La chica se quedó encantada, pero preguntó: ¿Qué va a decir mi madre?. La calmé: Tranquila, dije. Yo hablo con ella. (...) La señora, halagada, cedió, pero con al condición de que su retoño volviese al nido a las doce en punto de la noche. Le garanticé que así sería. (…)Estábamos ya sentados en la mesa, que era enorme, para ciento y la madre, cuando vi que en el rostro de los comensales sentados frente a mí se dibujaba una expresión de espanto. Volví la cara y me encontré con una especie de cachalote, con un chicarrón de esos típicos del PNV, membrudo, gigantesco y enfundado en una especie de guardapolvos, que blandía un paraguas. ¡Caramba! Era su padre. Tragué saliva y le expliqué que había hablando con su muer y que… Nada. El energúmeno en cuestión se llevó a la chica manu militari”.

Dragó + plató + whisky

Dragó: (…) "Sé que ante el hecho consumado nunca pasa nada. El error consiste en pedir permiso. Si lo pides, te lo niegan. Si no lo pides, recuperas tu libertad. Es mano de santo. Por ejemplo, cuando quise meter a mi gato en el estudio de televisión de ‘Diario de la noche’, lo hice. Hacían falta mil autorizaciones, vacunas, certificados, qué sé yo… Pues nada: lo trajo Naoko en el bolso, y coló. Con el whisky lo mismo. Yo siempre tenía una botella en el cajón, aunque allí regía la ley seca. Necesito tomarme un trago antes de salir a plató porque, aunque nadie lo crea, soy muy tímido y tengo miedo escénico. En cuanto me tomo un whisky, lo pierdo. Pero un día a pantalla abierta, en el programa de Buruaga, que se emite en directo, di un codazo a la copa y allá que se fue, con los cubitos de hielo y demás. El realizador lo sacó en primer plano. Ernesto dijo: No te preocupes, Fernando. No pasa nada. Y yo dije: Sí que pasa porque es un whisky y no tengo aquí la petaca. Todo el mundo se rió”.

Consejos para ligar

Dragó: (…) "Sería más correcto titular el libro 'Consejos de Dragó a Boadella para que por fin ligue'. Es, sin embargo, totalmente falsa esa leyenda, tan difundida, de que yo ligo con las mujeres. ¡Son las mujeres las que ligan conmigo! Naoko, por ejemplo, me ligó. Yom, aunque me gustaba, no me atrevía. ¡Imagínate! Era una alumna y en estos tiempos te expones a la pena capital por ligar con una alumna. Si ella no hubiera tomado la iniciativa, yo tampoco lo habría hecho. (…) Sigamos con los consejos, es que si sales en la tele, las mujeres se te echan encima, aunque seas tan viejo como yo. Sobre todo si te has creado una fama de tombeur de femmes. Por ejemplo, una vez estaba yo en Barcelona presentando Disidencias en una librería y se sentaron a mi lado la hija del director de una editorial catalana y con la que yo andaba en negociaciones y una amiga suya, las cuales, no cortas ni perezosas, van y me sueltan: Fernando, tú eres un sex symbol, y esta noche acabas con una de las dos en la cama. ¡Por cojones! (…)”.

¿Qué pasa con las medias?

Dragó:“En tiempos de Franco las mujeres no podían ir a la iglesia sin medias, cosa que me llamaba muchísimo la atención, porque tienen una formidable carga erótica. Más de una vez me he preguntado si los curas no les obligarían a ponérselas por refinamiento y perversidad".

Las lolitas de Japón

Dragó: (…) "En el año 1967, yo tendría unos treinta años, en Tokio, un día, al salir de una estación de metro de Ikebukuro, que era el barrio en el que yo vivía, me topé con unas lolitas".

Boadella:"¡Y dale con las lolitas!"

Dragó:"Pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de ésas, ahora hay muchas, que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda… Estaban con otros chicos de su edad. Yo sabía ya que en Japón todo el monto, en lo concerniente al sexo, era orégano. (…)Estaba yo saliendo del metro y vi aquellas dos ninfas. Como estaba tan mal acostumbrado las miré descaradamente. Ellas me devolvieron la mirada, les guié un ojo… y hale, las dos conmigo. Tendrían unos trece años (el crimen ya ha prescrito, así que puedo contarlo, aparte de que las delincuentes eran ellas y no yo), y me las llevé a un barcito de esos típicos de Japón, de cinco pisos sucesivos pero diminutos, en cuyo último piso nunca solía haber nadie. Subí con ellas allí y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter y se quedaba ahí unos veinte minutos, la otra se me trajinaba.".

Las mujeres en los toros

Boadella: "¿Qué decir entonces de las toreras?"

Dragó:"Eso no tiene sentido, es otro dislate. ¡Cómo vas a torear con tetas! El toro, al primer pase de pecho, si se ajusta a los cánones, les hace la mastectomía. Abusos de la democracia, excesos del igualitarismo. Todos somos iguales. ¡Y venga a vestirse de bomberas o a luchar en Afganistán. Hasta los gatos quieren zapatos, y las gatas zapatas. En eso consiste el progresismo".

Miró pintaba amebas y el Guernica, un póster

Dragó: (…)"Tú dedicaste una obra magnífica a Salvador Dalí. No hay mejor ejemplo de lo que te acabo de decir. Dalí tenía un rigor académico extraordinario, y a partir de él podía hacer todas las piruetas que quisiera. Ni Braque, ni Modibliani, ni Picasso, por citar sólo tres ejemplos entre los muchos posibles, sabían lo que él sabía… Ni Miró, que era un pintor de amebas, un mal decorador de cuartos infantiles".

Boadella: (…)"Las manchas y las estrellitas de Miró no dicen nada, bueno sí… sirven para anunciar las oficinas de La Caixa".

Boadella: (…)" Picasso no fue el gran pintor que pudo haber sido con sus enormes dotes(…). De Picasso, ¿qué gran obra tenemos? ¿El grafiti del Guernica?"

Dragó:“¡Ah, ese mal póster!

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