Decepcionante corrida picassiana en Málaga

  • Málaga.- El mal juego de los toros de Lagunajanda ha provocado el fracaso de la tercera corrida picassiana, celebrada con motivo del Domingo de Resurrección en la Plaza de Toros de la Malagueta.

Decepcionante corrida picassiana en Málaga
Decepcionante corrida picassiana en Málaga

Málaga.- El mal juego de los toros de Lagunajanda ha provocado el fracaso de la tercera corrida picassiana, celebrada con motivo del Domingo de Resurrección en la Plaza de Toros de la Malagueta.

Se lidiaron seis toros de Lagujanda justos de presentación, descastados y faltos de fuerza.

Francisco Rivera "Paquirri": Saludos, y silencio.

Alejandro Talavante: Silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Daniel Luque: Silencio y silencio.

La plaza registró media entrada en tarde nubosa, y el albero estuvo decorado con pinturas del artista francés David Vaamonde.

Abría plaza un descastado toro de Lagunajanda que marcaría el signo de la corrida.

Tan sólo pudo lucir "Paquirri" en banderillas, ya que el toro llegó muy deslucido a la muleta, y el diestro optó por acortar distancias en una faena en la que no pudo dar dos pases seguidos, y siempre a favor de la querencia.

Menos opción dio el inválido cuarto, que quizás debió volver a los corrales y que fue protestado por el público.

Su labor se centró en mantenerlo en pie junto a tablas, aunque el trasteo estuvo carente de emoción.

Buenas expectativas iniciales ofreció el primer toro del lote de Talavante, que metió bien la cara en el capote y luego llegó entero a la muleta, le permitió lidiar con la derecha y ofrecer el mejor natural de la tarde, pero luego todo se diluyó por la falta de fuelle del astado.

Algo parecido sucedió en el quinto, un animal tan noble como flojo que brindó al público el extremeño, quien puso todo de su parte para que hubiera emoción, pero el de Lagunajanda tampoco podía con su alma.

Lo mejor con el capote lo hizo Daniel Luque al tercero, con templadas verónicas y dos medias de categoría, pero luego el toro se dio una voltereta y quedó inútil.

El último toro no mejoró la triste tarde, con el añadido de desarrollar peligro al dar derrotes por alto, y el diestro sólo pudo mostrar su disposición y finiquitarlo con una certera estocada que ponía fin a una tercera corrida picassiana que no pasará a la historia.

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