Sevilla, 15 jun.- La terna de novilleros actuantes hoy en la Maestranza de Sevilla no logró dar ni una sola vuelta al ruedo a pesar de que el encierro de Javier Molina brindó algún ejemplar con posibilidades.
Se lidiaron seis novillos de Javier Molina, bien presentados y de juego muy desigual. Sirvió el primero, especialmente por el pitón izquierdo. Desconcertante, de juego cambiante e informal el segundo; noble y un punto a menos el tercero; peligroso y deslucido el cuarto; noble, distraído y rajado el quinto; reservón y parado el sexto.
Mario Diéguez, palmas y palmas.
Tomás Campos, silencio tras aviso y ovación.
Juan Pablo Llaguno, silencio tras aviso y ovación.
La plaza tuvo un tercio de entrada en tarde de color sofocante.
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El coriano Mario Diéguez sorteó uno de los novillos potables del envío, con el que mezcló ramalazos de personalidad con cierta inseguridad. El peligroso cuarto no le dio opciones.
Tampoco se pudo ver al pacense Campos con el informal segundo, aunque acabaría instrumentando los mejores muletazos de la tarde al noble y rajado quinto.
Llaguno mostró enormes lagunas de trazo aunque se arrimó con el sexto.
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