E.O. Hoppé, el fotógrafo de las celebridades y de los tipos de la calle

  • Abre hoy sus puertas en Madrid una exposición dedicada a Emil Otto Hoppé, el fotógrafo que retrató a personajes destacados de la política, la ciencia y las artes de la primera mitad del siglo XX sin perder curiosidad por lo que pasaba en la calle.
Alessia Cisternino

Ezra Pound, Albert Einstein, el Rey Jorge VI y la Reina Madre, George Bernard Shaw, Filippo Tommaso Marinetti, Fritz Lang. Casi no hay personaje destacado tanto de la política como de la ciencia y de las artes de la primera mitad del siglo XX que no haya pasado delante del objetivo de Emil Otto Hoppé (Munich, 1878-Londres, 1968). Es más: posar para él era la prueba definitiva del propio estatus.

La madrileña Sala Azca de la Fundación Mapfre acoge a partir de hoy una exposición dedicada a E.O. Hoppé, el prototipo del fotógrafo de éxito que sin embargo, como ha destacado ayer Pablo Jiménez Burillo, Director General del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, ha sido redescubierto sólo recientemente en Inglaterra. La muestra E.O. Hoppé. El estudio y la calle es de hecho la versión española de la exposición realizada el año pasado por la National Portrait Gallery de Londres.

Un fotógrafo de éxito

Fotógrafo de las celebridades de su tiempo, Hoppé se dedicó a cultivar su selecta clientela. Escribe Phillip Prodger, conservador de fotografía del Peabody Essex Museum de Salem, Massachusets y comisario de la exposición: "(Hoppé) se movía en los círculos de la fama como un pez en el agua, pero no se habría elevado a la posición que alcanzó sin un inmenso talento y una extraordinaria capacidad para apresar la psicología del modelo. Rara vez se contentaba con presentarle sobre un telón de fondo agradable; su empeño era facilitar la intuición, ayudar al espectador a captar el lado más esquivo del retratado. Sus fotografías no sólo documentan el aspecto de las celebridades, revelan la clase de personas que eran".

Pero Hoppé también era un espíritu inquieto: escondida su Kodak Brownie en un envoltorio de papel para embalar y hecho un pequeño agujero para el objetivo, recorría las calles en busca de otros sujetos, ya no VIPs sino gente común.

El resultado, sorprendentemente, es el mismo. Que se trate de la Reina de Inglaterra o de una camarera, en el trabajo de Hoppé el rostro, la mirada y a veces un detalle – como un cigarrillo, un collar de perlas, una plancha – siempre acaban por convertir un simple retrato de pocos centímetros de superficie en una biografía de 1.000 páginas.

Los tipos de la calle

En sus series fotográficas publicadas en Taken from life (1922) y London Types (1926) Hoppé realizó un extraño experimento "políticamente incorrecto": fotografió tipos, es decir, prototipos de un grupo social determinado convirtiendo el retrato ya no en una biografía, sino en un tratado a la vez antropológico y sociológico.

En 1922 Hoppé publicó The Book of Fair Women en el que recogió 32 retratos femeninos que ampliaban el concepto de belleza más allá de los confines del mundo occidental: en él aparecían tanto ladies de la alta sociedad inglesa como anónimas bellezas procedentes de Cuba, las Antillas Holandesas, España, Italia o Grecia.

La novedad estaba en que tanto las primeras como las segundas – generalmente representadas a figura entera y muy sexualizadas – encontraban en el retrato de medio cuerpo un único marco que ponía sus respectivas bellezas en el mismo plano. Aparte de generar polémica y revuelo, el libro convirtió a Hoppé en un experto en belleza: pasó el resto de su vida contestando a preguntas sobre belleza, escribiendo y opinando sobre ella y ejerciendo de árbitro del buen gusto.

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