"El apartamento", una de las mejores comedias del cine, cumple 50 años

  • La magia y la química del triángulo formado por Wilder, Lemmon yMcLane pocas veces fue igualada en el cine, pero sólo repitierontres años después en "Irma la dulce".
Antonio Martín Guirado | EFE

"El apartamento", ejemploperfecto de la comedia clásica, llevada a las cotas más exquisitasde la mano del genio Billy Wilder, cumple mañana 50 años desde suestreno en EEUU.

"¿Me oye, señorita Kubelik? Estoy locamente enamorado de usted",le decía, embobado, el personaje de Jack Lemmon al de ShirleyMacLane al final de la película y a punto de repartir una mano decartas.

"No diga más y juegue", replicaba la joven, mientras se despojabade su abrigo y le devolvía la sonrisa pícara.

La magia y la química del triángulo formado por Wilder, Lemmon yMcLane pocas veces fue igualada en el cine, pero sólo repitierontres años después en "Irma la dulce".

"El apartamento" se llevó cinco Oscars: mejor película -primeracomedia que se alzaba con la estatuilla dorada desde "Going My Way",1944-, mejor director, mejor guión original (que compartieron Wildere I.A.L. Diamond), mejor edición y mejor diseño artístico para unapelícula en blanco y negro.

Y recibió cinco candidaturas más, entre ellas, las de mejor actory actriz para su pareja protagonista. El círculo lo completaron lasnominaciones de Jack Kruschen como mejor actor secundario, y la demejor fotografía en blanco y negro.

Ninguna otra película filmada en blanco y negro volvió a hacersecon un Óscar hasta "Schindler's List" (1993), de Steven Spielberg.

"El elemento de más valor en Wilder es su sensibilidad adulta",escribió sobre la cinta el popular crítico estadounidense RogerEbert.

En este filme agridulce y cínico, Buxter (Lemmon) es un empleadode una compañía de seguros de Nueva York -"trabajo en el piso 19,Departamento de Pólizas Comunes, División de Contabilidad de Primas,Sección W, mesa número 861"-, que vive en un apartamento que cede asus superiores para sus líos amorosos, con la intención de que esosfavores le granjeen un mejor puesto en el trabajo.

El choque entre los personajes llega cuando entra en juego unajoven ascensorista (Maclane) algo desequilibrada, que mantiene unarelación con uno de los jefes del oficinista. Entonces Buxter, quebebe los vientos por ella, deja de tragar saliva y decide dar unpaso adelante, poniendo en riesgo su trayectoria profesional.

El tráiler original presentaba la cinta como "una historiapreciosa y cálida" en la que Lemmon tenía un papel "delicioso" conel que demostraba su "tremenda versatilidad", mientras que lacandidez de MacLane iluminaba la pantalla "como un árbol deNavidad".

Pero si hay algo que distingue a la película es el sello Wilder.

El cineasta, que venía de disfrutar el tremendo éxito de "SomeLike it Hot", consigue poner una sonrisa en la cara al espectador apartir de un intento de suicidio y a pesar de recrear la soledad yamargura de unos personajes encerrados en sí mismos, que gritan ensilencio su necesidad de ser amados.

Wilder tuvo la idea para rodar el filme después de ver "Breveencuentro", de David Lean, donde una mujer casada y un hombre usabanun apartamento para sus momentos íntimos.

"Simplemente pensé que el apartamento en sí era un personajeinteresante. Y luego tuve la idea del hombre explotado, soltero ysolitario, que cuando vuelve a casa por la noche, se mete en unacama que todavía conserva el calor de las personas que han estadoallí antes", explicó el cineasta.

Y así se originó la que para muchos es la gran obra maestra deWilder, una figura que marcó con su cine a toda una serie degeneraciones posteriores.

El español Fernando Trueba, al recoger el Óscar a la mejorpelícula extranjera por "Belle Epoque", lo dejó bien claro enaquella ceremonia de 1994, donde dijo: "No creo en Dios. Sólo enBilly Wilder".

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