El arte ruso contemporáneo invade el centro Santa Mónica de Barcelona

  • Una espectacular exposición de arte ruso contemporáneo, que incluye sorprendentes obras e instalaciones de artistas emergentes de la Federación Rusa, ha invadido la totalidad del espacio del Arts Santa Mònica de Barcelona, que hasta el 29 de septiembre acogerá la muestra "En un desorden absoluto".

Barcelona, 14 jun.- Una espectacular exposición de arte ruso contemporáneo, que incluye sorprendentes obras e instalaciones de artistas emergentes de la Federación Rusa, ha invadido la totalidad del espacio del Arts Santa Mònica de Barcelona, que hasta el 29 de septiembre acogerá la muestra "En un desorden absoluto".

Vicenç Altaió, director del Arts Santa Mònica, ha asegurado hoy en la presentación de la muestra que se trata de "la exposición más importante y relevante sobre arte ruso contemporáneo que se ha organizado en España".

La exposición llega de la mano de la fundación cultural ArtChronika, que edita la revista más importante de arte en lengua rusa y que creó en 2007 el Premio Kandinski, desligado de las instituciones estatales y considerado ya como uno de los más importantes premios de arte contemporáneo de Rusia.

Entre la cuarentena de artistas representados en esta exposición, todos ellos seleccionados en las cinco ediciones del Premio Kandinski, figuran Dimitri Prigov, Alexander Brodski, Dimitri Gutov, Vadim Zajarov, Irina Korina, Oleg Kulik, Igor Mujin, Boris Orlov, Anatoli Osmolovski, Pavel Pepperstein, Nikolai Polisski, Blue Noses o Mish-Mash, entre otros.

La exposición está comisariada por el experto en arte ruso contemporáneo Andrei Erofeev, exconservador de la Galería Nacional Tretiakov, de Moscú, y por Jean-Hubert Martin, exdirector del Centro Georges Pompidou de París y de la Kunsthalle de Berna.

La exposición se distribuye en cuatro secciones: "Dimitri Prigov, el último conceptualista", "Caos material. La estética de las cosas "malas", o el arte contextualista", "Desorden social. Performance tiranicida y reportaje artístico" y "El derrumbamiento de los sistemas simbólicos de la iglesia".

Los artistas abordan de forma directa los asuntos más controvertidos de la convulsa sociedad rusa de los últimos años, y así abundan las referencias a las manifestaciones contra el poder establecido, la represión policial, los grupos radicales, la tradición y la iconografía religiosa o las alusiones al sexo.

Altaió ha comentado que la exposición trata de mostrar e interpretar "la búsqueda del orden en el desorden a través de las tendencias actuales del arte ruso", además de mostrar "las turbulencias de los últimos años de la vida política, social y cultural rusa".

Como paradigma de este "orden en el caos" emerge la instalación "He olvidado dónde he dejado mis llaves", de Mish-Mash (Mijail Leikin y Maria Sumnina), en la que muestran una mesa de escritorio en absoluto desorden, aunque repetida cuatro veces hasta el más mínimo detalle, una reflexión sobre cómo la imagen del caos puede ser la base de un orden estético.

Andrei Erofeev ha explicado que la exposición ayuda a "definir los contornos del arte contemporáneo ruso" y ha añadido que, mientras el poder y la sociedad contemplan los períodos caóticos como períodos negativos, "los artistas lo perciben de modo diferente, y ven el caos y el desorden como períodos de gran creatividad y de nuevas posibilidades estéticas".

En la presentación de la exposición ha comparecido el artista Vladislav Mamishev-Monroe, mimetizado como el presidente ruso Vladimir Putin, pues casi todas sus obras consisten en performances y fotografías en las que se transforma en figuras conocidas por el publico, como ha hecho con Hitler y Marilyn Monroe.

Mamishev-Monroe ha aprovechado el acto para mostrar su "agradecimiento" al poder ruso, porque todos los conflictos que ha generado les han "facilitado una gran inspiración".

El presidente de la Fundación ArtChronika, Shalva Breus, ha destacado la importancia que ha supuesto el Premio Kandinski dentro del panorama artístico ruso como acontecimiento independiente del estado y alejado del control "paternalista" de las autoridades.

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