El "Balé da Rua" de las favelas de Uberlandia conquista Australia

Mónica Garriga

Sídney (Australia).- Los bailarines acróbatas de la compañía brasileña "Balé de Rua" dejaron hoy boquiabierto al público de la Casa de la Ópera de Sídney, con su espectáculo traído de las favelas de Uberlandia.

Deshilacharon la historia de Brasil, desde sus raíces africanas hasta la actualidad, con vistosas piruetas a cuerpo descubierto, canciones tradicionales y hip-hop, bailes de breakdance y capoeira, y los coloridos vestuarios de la samba brasilera.

"Ninguno de nosotros hubiera imaginado poder bailar en el extranjero, y menos en Australia, esto está en el otro lado del mundo para nosotros", explicó a Efe Fernando Narduchi, uno de los creadores de la compañía.

Para Wendy Martin, directora de Teatro y Danza de la Casa de la Opera, el espectáculo de "Balé de Rua""es perfecto para ese foro, porque es sobre la fuerza, la vida, la energía, en definitiva, el espíritu de la vida", manifestó.

El debut internacional de "Balé de Rua" se produjo en la Bienal de la Danza de Lion, en 2002, y desde entonces los bailarines brasileños han actuado en escenarios de París, Edimburgo y Londres.

"Había que traerlo, no sólo por su belleza, por su perfección, sino también por su profundo sentido", apuntó Martin.

En opinión de la directora artística de la Ópera, la obra "habla de esclavitud, de colonias, misioneros, y al final lo que nos dice es que las artes pueden transformar la vida de las personas, como las de ellos, estos chicos estaban viviendo en favelas hasta ahora".

Narduchi, por su parte, matiza: "Es que somos como una familia, nunca fuimos a una escuela, nos juntamos, éramos simplemente un grupo de amigos de Uberlandia", ciudad situada cerca de Brasilia, en el centro del Brasil.

Narduchi se unió al coreógrafo Marco Antonio García y a José Marciel Silva, para empezar a bailar en 1992, año en el que nació la compañía.

"Nos interesaba el hip hop, el funk, el break, pero nuestro objetivo era desarrollar un estilo propio, tener nuestra identidad, así que empezamos a incluir en las creaciones la cultura popular del Brasil", explica Narduchi

La obra, que contó con la colaboración del director francés Paul Desveaux, acabó dando un repaso a la evolución cultural brasileira a lo largo de los años.

"Porque somos gente de la calle, añadimos los bailes y tradiciones de la calle" dijo el cofundador de la compañía.

Sandra Mara, la única bailarina del grupo de este grupo formado por 16 artistas, explicó que al final de la obra se mezclan muchos elementos de la cultura, "tal y como ocurre en la realidad brasileña".

Recoge el congado, una celebración religiosa afrobrasilera; la umbanda, una religión que mezcla lo espiritual con lo mágico y el culto a la divinidad ; o el maracatu, que como la capoeira incluye elementos de tradiciones africanas precoloniales'.

El resultado, señaló Pierre Morand, productor ejecutivo de la compañía, es "el sincretismo (la conciliación entre creencias y doctrinas distintas), un elemento que, matizó, resulta muy relevante en la cultura brasileña.

Pero la intención inicial del "Balé de Rua", explicó Narduchi, fue más humilde, dijo Narduchi, "era hablar de nosotros mismos, de la compañía, pero acabamos hablando del Brasil, porque somos gente del pueblo y, por tanto, lo que salió era la historia del pueblo".

"Así que el mensaje es de resistencia, no sólo de supervivencia también de victoria, porque al final es gente feliz, que puede amar, puede vivir, puede dar, compartir, es una historia de amor, y eso es lo que queremos transmitir", argumentó.

Ahora, que la compañía enseña a bailar a jóvenes de barrios de todo Uberlandia y ha abierto un centro cultural, lo que piden a los alumnos que aspiran a ser bailarines, dijo Narduchi, "es que sean reales, ellos mismos, que no actúen y muestren sus emociones y sentimientos".

En Sídney, donde actúan en el marco del Festival de las Artes de la ciudad, tienen previstas once actuaciones hasta el 17 de enero para luego continuar su gira australiana en la ciudad de Melbourne hasta el 30 de enero.