El brillo de la "belle epoque" regresa al Casino de El Sardinero

  • El Gran Casino de El Sardinero ha recuperado el esplendor de la belle epoque, de los veraneos reales a orillas del Cantábrico, tras una reforma integral que también ha adaptado este histórico edificio a las exigencias de los nuevos tiempos.

Santander, 8 jun.- El Gran Casino de El Sardinero ha recuperado el esplendor de la belle epoque, de los veraneos reales a orillas del Cantábrico, tras una reforma integral que también ha adaptado este histórico edificio a las exigencias de los nuevos tiempos.

Los santanderinos lo festejarán esta noche, cuando se estrenará la nueva iluminación con un espectáculo de luz y sonido y la música de una Big Band, al ritmo de los alegres años veinte.

En 1912 Alfonso XIII y Victoria Eugenia hicieron del Palacio de la Magdalena -un regalo de la ciudad- su real residencia de verano. Eran los tiempos de los baños de ola en un Sardinero remoto para los vecinos de Santander que, al calor de la corte, se convirtió en lugar de moda entre la buena sociedad española y la aristocracia europea.

Cuatro años más tarde fue inaugurado el Gran Casino de El Sardinero, del arquitecto Eloy Martínez del Valle, que diseñó un edificio a la francesa, como dictaban los cánones de la época.

Aquel balneario elegante y de clima suave seguía entonces en construcción. El Gran Hotel de El Sardinero -ahora también remodelado-, el Hotel Real y, poco antes, el propio Palacio de la Magdalena pasaron a formar parte, uno tras otro, del mapa de Santander.

Su alcalde, Íñigo de la Serna, ha explicado a Efe que se ha hecho una importante inversión pública - más de 3 millones procedentes de los beneficios que reporta la actividad del juego- para recuperar un edificio que "marca la imagen" de Santander desde principios del siglo pasado, cuando la presencia de los reyes propició "un boom turístico y cultural" en la ciudad.

Entre las paredes del Gran Casino se ha perdido y se ha ganado dinero, se han celebrado bailes benéficos y banquetes de boda, se ha cantado ópera y se ha representado teatro, se ha reunido la crema de la belle epoque pero también han sido atendidos los heridos de la Guerra Civil, se ha proyectado cine de arte y ensayo y se han rodado películas.

A sus puertas finaliza la famosa persecución de "Airbag" de Juanma Bajo Ulloa y Peter Cushing y Victoria Vera jugaron en sus mesas, en los ochenta, en "Asalto al Casino".

Las ruletas dejaron de girar en 1924, año en el que la dictadura de Primo de Rivera prohibió el juego en España, y no volvieron a hacerlo hasta 1978, cuando se despenalizó esta actividad. Poco antes el edificio fue adquirido, al 50 por ciento, por el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria.

Para Mario Lostal, uno de los tres arquitectos del estudio de EME Atelier, que se ha encargado de las obras, detrás de la rehabilitación hay un trabajo de "arqueología arquitectónica".

"Hemos quitado todos los parapetos que había delante, toldos, lonas, mamparas que tapaban el edificio y cuando lo hemos despojado de todos esos obstáculos nos hemos dado cuenta de que podía lucir bastante más", ha relatado.

Según Lostal, Eloy Martínez del Valle se dejó "influir mucho" por las corrientes de una época, en la que se impulsó con fuerza la construcción dotacional pública, con su gusto por lo francés, una decoración un tanto barroca y mucho art decó.

Los tiempos también han cambiado para los clientes de las salas de juego, ahora ampliadas, del Casino, que gestiona la empresa Comar. Ya no son matrimonios elegantes de cierta edad sino, sobre todo, jóvenes veinteañeros, aficionados al póker texas holdem. EFE

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