"El Cid" sale a hombros en Vitoria tras cortar tres orejas

  • Vitoria.- En el penúltimo festejo taurino de la feria vitoriana el diestro andaluz "El Cid" cortó una oreja a su primero y desorejó a su segundo. José Mª Manzanares también obtuvo una oreja mientras Miguel Ángel Perera se fue de vacío pese a torear con gusto y voluntad.

"El Cid" sale a hombros en Vitoria tras cortar tres orejas
"El Cid" sale a hombros en Vitoria tras cortar tres orejas

Vitoria.- En el penúltimo festejo taurino de la feria vitoriana el diestro andaluz "El Cid" cortó una oreja a su primero y desorejó a su segundo. José Mª Manzanares también obtuvo una oreja mientras Miguel Ángel Perera se fue de vacío pese a torear con gusto y voluntad.

Se lidiaron seis toros de la ganadería madrileña de Victoriano del Río, parejos de presentación, en líneas generales flojos, que dieron juego a los espadas actuantes. El mejor con nobleza y apuntes de bravo el quinto.

Manuel Jesús "El Cid": un pinchazo y estocada caída (oreja); y excelente estocada (dos orejas).

José Mª Manzanares: un pinchazo y estocada hasta la bola tras aviso (ovación); y estocada caída (oreja).

Miguel Ángel Perera: un pinchazo y media estocada tendida contraria (silencio); y un pinchazo, estocada y un descabello tras aviso (ovación).

La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde soleada. Una vez finalizado el paseíllo se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria del banderillero Manuel Montoya fallecido la pasada noche. En el cuarto toro de la tarde se desmonteró el subalterno de la cuadrilla de Manuel Jesús "El Cid", "El Boni", por su actuación con los rehiletes.

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"EL CID" GANÓ LA PARTIDA A SUS COMPAÑEROS

Manuel Jesús "El Cid" fue el vencedor de la terna en el resultado artístico de la tarde. El torero de Salteras se encontró ante el segundo morlaco que le tocó en suerte con un toro que tenía clase y codicia de tomar los engaños del matador de Salteras.

Manuel Jesús entendió a la perfección al burel y le interpreto muletazos en las querencias en las que se fue posicionando el victoriano. A destacar una serie de naturales adornados con pinturería y complicidad con el respetable.

Finalizó con un circular y tras la buena colocación de la espada el personal pidió con estruendo las orejas. El presidente sacó un pañuelo y después otro pese a que a la faena le faltaron varios puntos para ser de puerta grande.

Con el que abrió plaza, un morlaco bien hecho y en el tipo de la ganadería como sus hermanos, estuvo "El Cid" muy asentado. El animal, noble y repetidor en la embestida pese a flaquear de fuerzas, se entregó a los engaños del diestro andaluz.

De mérito algunos muletazos francos por el pitón izquierdo. Mató de forma certera al segundo intento y paseó de premio una oreja.

José Mª Manzanares en el quinto llevó a los tendidos los mejores aromas de la tarde con la capa. Recibió al que le cortó una oreja por verónicas rematadas con una media con mucho gusto.

El mejor de los toros que salieron de los corrales fue manejado con mucha profesionalidad por la muleta del torero alicantino.

Inicialmente por el pitón derecho, por la trompicada embestida del astado, al que consiguió meter en la canasta el coletudo. Continuó por ese pitón asentando su triunfo tras acoplar las acometidas del victoriano en los engaños.

Se fue a matarlo a los terrenos de la mansedumbre recibiéndolo y dejándole una estocada caída. Hubo bronca a la presidencia que no concedió la segunda oreja a Manzanares.

Ante el primer enemigo de su lote estuvo lento y no supo por donde meter mano. El toro, noble con fijeza pero sin ritmo en la embestida, tuvo facultades para haber ayudado a triunfar al matador.

Miguel Ángel Perera toreó en el tercero a un morlaco que protestaba cada embroque. Pese a sujetarlo en la muleta con conocimientos técnicos la falta de clase y de casta del burel deslució su actuación junto con el desacierto con los aceros.

Salió con mucha voluntad a la arena el de Puebla de Prior en el que cerraba el festejo. Muestra de ello fue el quite que realizó tras el tercio de varas donde ejecutó con el capote talavarenas, una gaonera y una larga.

Pese a sujetar el animal que rehuía la pelea por manso, y enjaretarle series por ambos pitones exponiéndose con peligro, tan sólo pudo recoger una ovación.

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