El festival de Jaipur se consolida como meca india del peregrinaje literario

  • En su corta trayectoria, el Festival de Jaipur, un oasis de literatura en el desierto rajastaní, se ha convertido en un destino de obligado peregrinaje para amantes de la cultura e intelectuales indios y surasiáticos.

Moncho Torres

Jaipur (India), 22 ene.- En su corta trayectoria, el Festival de Jaipur, un oasis de literatura en el desierto rajastaní, se ha convertido en un destino de obligado peregrinaje para amantes de la cultura e intelectuales indios y surasiáticos.

Para algunos, el éxito de esta devoción radica en el carácter de feria -con atracciones, música y mercadeo- que envuelve al evento, que se desarrolla en la región noroccidental india de Rajastán, de la que según algunas teorías proceden los gitanos.

"Es mi segunda peregrinación al festival y espero venir todos los años", explicó a Efe en la librería principal del recinto Pragya Lal, un estudiante de literatura de Delhi y que portaba una novela del escritor paquistaní Mohamed Hanif, uno de sus ídolos.

Priyanka, otra joven universitaria, sostenía un libro donde el autor de "El paciente inglés", el ceilandés Michael Ondaatje, había plasmado su firma, mientras un grupo de escolares vitoreaban al poeta y director indio Gulzar.

Para los autores del Sur de Asia, una de las regiones más pobladas del planeta, cuyos países comparten a menudo el inglés como lengua franca, el nacimiento en 2006 del Festival de Jaipur ha supuesto una importante atalaya para mostrar sus trabajos.

La organización concedió anoche el premio literario del Sur de Asia, dotado de 50.000 dólares, al autor de Sri Lanka Shehan Karunatilaka por "Chinaman", que narra la historia de un periodista deportivo que empieza a cumplir sus sueños tras retirarse.

Los aficionados a la literatura han encontrado una agradable meca anual en el palacio de Diggi de la llamada "ciudad rosa", con sus jardines y lonas de color azafrán, rojo y pistacho, tonos típicos en los turbantes de los habitantes y en las carpas de sus fiestas.

El certamen se consolida poco a poco y lo hace sin perder la modestia, con lemas sencillos que atraigan al público como "Dime lo que lees y te diré quién eres" o "Un libro es el arma más efectiva contra la intolerancia e ignorancia".

"Existe el espíritu de 'mela' (feria). No es un festival clásico: te paseas, tomas algo, compras cosas... Va con la mentalidad del país. En vez de estar en un lugar cerrado, te mueves", dijo a Efe uno de los ponentes, el orientalista catalán Òscar Pujol.

Los escritores, cómo no, son la atracción principal del evento, y los espacios de las sesiones se hallan siempre repletos de una masa que, en algunos casos, se arremolina ante ellos por esa curiosidad intrínseca local de ver qué pasa, de dejarse sorprender.

Al festival no le falta atrevimiento, al incluir, por ejemplo, en su cartel a nombres como Hoshang Merchant, etiquetado como "el primer poeta homosexual de la India", un país muy conservador en el que en los últimos años se han producido progresos en la materia.

"Soy musulmán, sufí, aunque no he practicado mucho la religión, y para mí los 'Versos Satánicos' de (Salman) Rushdie es una obra mayúscula, mejor incluso que su libro 'Los hijos de la medianoche'", afirmó a Efe Merchant, un orador punzante de canosa barba larga.

Merchant se refería así a la ausencia por amenazas de islamistas del escritor angloindio, cuyo nombre aún colea debido a polémicas por la lectura de pasajes de su obra en el festival y por la supuesta invención de la policía de un complot en su contra.

Pero si hay alguien que ha competido con Rushdie en protagonismo en el evento ésa no es otra que la "reina" de la televisión de EEUU, Oprah Winfrey, quien hoy cosechó los calurosos aplausos de los asistentes después de una semana de locura por la India.

Winfrey, que no llegó en helicóptero como anunciaban algunos con sorna, lanzó un mensaje de apoyo a las viudas indias, bromeó con el "caos" de las urbes del país y prometió volver en un acto que registró un lleno hasta la bandera.

Y eso, pese a que al mismo tiempo que Winfrey hablaba en otra sesión diferente la controvertida escritora paquistaní Fátima Bhutto, sobrina díscola de la fallecida exprimera ministra de Pakistán Benazir Bhutto.

Tampoco se quedó corto en elogios el autor nigeriano Ben Okri, ganador de un premio Booker, quien afirmó que leer es "un acto de libertad" y "una de las cosas más mágicas" que se pueden hacer.

Entretanto, en el exterior, la ciudad continuaba caótica y ajena a la relevancia de esa burbuja que es el festival, y la población seguía más preocupada por conseguir algo que llevarse a la boca que en adorar a los dioses literarios.

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