El futuro presidente balear advierte que será “inflexible” ante quien pretenda “servirse” de la administración


El candidato a presidir el Govern balear, José Ramón Bauzá, advirtió este martes que se mostrará “inflexible” ante todo aquel que aspire a “servirse” de la administración pública.
Fue su principal guiño en el discurso de investidura que pronunció en el Parlament balear, el referido a la corrupción que asoló su partido en los últimos años en las islas y que acabó, entre otros, con la carrera del expresidente insular y exministro con José María Aznar, Jaume Matas.
“Implacable con quien meta mano en la caja”, aseveró Bauzá, quien, como prometió, no ofreció en su intervención sorpresa alguna. Durante su mandato “no habrá sorpresas ni golpes de efecto; la sorpresa será que hagamos lo que hemos dicho que haremos”.
Y entre los cometidos más destacados anunciados por Bauzá, al tiempo que polémicos, el de la preservación de la lengua catalana, cooficial en Baleares. Bauzá adelantó la implantación de un modelo linguístico “que permita elegir la lengua, de modo que al final de la etapa obligatoria (los alumnos) sean capaces de dominar las dos lenguas oficiales”, el catalán y el castellano, “y un idioma extranjero”, preferentemente el inglés.
Otro aspecto destacado, el de la Sanidad, donde para reducir las listas de espera se aplicarán “criterios de transparencia” y, adelantó: “No dudaremos en aprovechar la infraestructura privada, porque esta colaboración es imprescindible para conseguir la excelencia sanitaria”.
También anunció una “nueva ley del suelo” o, mejor dicho, la ley del suelo, pues recordó que “somos la única comunidad que no tiene una ley del suelo”. También habló de una política medioambiental “eficiente”, que, dijo, ha de pasar “por establecer una comunicación fluida con los agentes implicados”.
En lo tocante al funcionamiento de la administración, defendió la necesidad de “reinventarla”, de modo que sea “más ágil, moderna, eficaz y en la que lo que se pueda hacer por un euro no se haga por tres”.
“Mi compromiso”, anunció, “es acabar con todo lo que sobra”. “Austeridad” fue la expresión que subrayó en este ámbito, “la misma que en muchas familias. Se acabaron los lujos y dispendios. Menos coches oficiales, menos altos cargos, menos gasto de representación y menos dietas y más trabajo”.
Y mensaje final: “Quien se suba a este barco sabe que estas son las condiciones. Si alguno piensa que la administración es un buen lugar para servirse se encontrará con un presidente inflexible”. “Ciertas personas”, sin citar a nadie, “se han beneficiado. No admitiré ningún caso más”.

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