El Greco transciende como fuente de inspiración en artistas contemporáneos

  • Mila Trenas.

Mila Trenas.

Madrid, 9 jun.- La influencia del Greco está muy presente en el arte actual, y esa vigencia se hace patente en los trabajos de doce artistas contemporáneos que se exhiben en la exposición "Entre el cielo y la tierra", inaugurada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

De diferente forma e intensidad, artistas como Luis Gordillo, Cristina Iglesias, José Manuel Broto, Jorge Galindo, Pierre Gonnord, Secundino Hernández, Carlos León, Din Matamoro, Marina Nuñez, Pablo Reinoso, Montserrat Soto y Darío Villalba se han visto influidos por el artista cretense.

A ellos se suma como artista invitado de la exposición Joan Fontcuberta, quien participa con seis obras pertenecientes a la serie "Camuflaje", en la que el protagonista es el Caballero con la mano en el pecho.

Según Isabel Durán, comisaria de la muestra, "así como el Greco está camuflado en las obras de la exposición, Fontcuberta se camufla dentro de esta pintura del Greco".

Con el "San Jerónimo" que se conserva en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, se inicia el recorrido por la exposición, que se integra en la conmemoración oficial del IV Centenario de la muerte del artista y que está organizada por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Los artistas presentes plantean abiertamente su vínculo con el cretense, un reconocimiento que a veces es explícito en sus trayectorias y en otras, aunque menos evidente, igualmente intenso.

La condición humana, la religión, la luz, lo invisible, son tratados desde un punto de vista conceptual que ayuda a ver y a comprender la vigencia del Greco en el arte contemporáneo, en opinión de la comisaria.

Así ocurre con "Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío" (1992), obra de Luis Gordillo, artista que desde los años sesenta tiene escritos en los que habla de su relación con el Greco, en su opinión "el símbolo cultural perfecto", recordó la comisaria, quien señaló que para Gordillo la obra del Greco es como si "palpitase".

En el tríptico "El cardenal don Fernando Niño de Guevara", Carlos León se ha inspirado directamente en el cuadro del mismo título del Greco, "obra maestra del retrato en el que un color carmín/púrpura extraño protagoniza todo, convirtiéndose en símbolo del poder y de sangre, al ser el protagonista un inquisidor", comentó el artista durante la presentación de la muestra.

En el caso de Din Matamoro, su obra se centra en el estudio del color, la mirada a lo cenital. "Para mí, esto ocurre también en el Greco, que mira al cielo y construye con la energía solar. Cambia las nubes y las convierte en túnicas; genera una energía central en el cuadro".

Al igual que el cretense, Matamoro tamiza el color a base de veladuras "para que el espectador se pare a contemplar la obra, que la descubra y no solo se limite a pasear. El Greco se cuidaba mucho de trabajar el interior para que a lo largo de los tiempos esos colores salieran y los pudiera contemplar el público", señaló el artista.

En su elección, Isabel Durán ha querido contar con Secundino Hernández, un joven artista "que lleva pensando y trabajando en el Greco varios años", así como con el argentino Pablo Reinoso, que ha creado un cuadro-escultura de madera inspirándose en el "Laocoonte" del cretense.

Las dos últimas obras de la serie "El Greco revisitado en Borox" de Jorge Galindo forman parte también del recorrido. Partiendo del "collage", el artista llega a abstraer imágenes del Greco donde manos y brazos se sitúan en partes del cuerpo que no les corresponden.

José Manuel Broto, al que siempre han fascinado los transgresores colores ácidos del Greco, ha creado para la exposición dos obras "muy espirituales", mientras que Marina Nuñez, artista que trabaja con la tecnología, muestra un vídeo inspirado en "Vista y plano de Toledo" del cretense.

El gran tríptico de Darío Villalba "Entre dos mundo", tres imágenes en las que Pierre Gonnord retrata la dignidad de la condición humana, la escultura en la que Cristina Iglesias invita a descubrir nuevos espacios y las grandes fotografías de Montserrat Soto, en las que el cielo y la atmósfera son protagonistas, completan el recorrido por la exposición.

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