El Hobbit, ¿la última película maldita?

  • Peter Jackson lleva más de 15 años intentando adaptar la precuela de 'El Señor de los Anillos'. Si no hay más retrasos, el rodaje comenzará en febrero de 2011.
Peter Jackson rodará "El Hobbit" en Nueva Zelanda
Peter Jackson rodará "El Hobbit" en Nueva Zelanda
Roberto Arnaz

Peter Jackson está empeñado en llevar El Hobbit a la gran pantalla, cueste lo que cueste. El director neozelandés lleva desde 1995 lidiando con un problema tras otro, retrasando el rodaje de la que originalmente estaba pensada como la primera película de la trilogía de El Señor de los Anillos. Tras conseguir los derechos de adaptación cinematográfica, tomar el relevo de Guillermo del Toro en la dirección y superar la quiebra del estudio que estaba desarrollando el proyecto, la legendaria Metro Goldwyn Mayer (MGM), Jackson parece haber conseguido enderezar el rumbo de una producción que tenía todas las papeletas para ir a parar al limbo de las películas malditas de Hollywood.

El pasado 16 de octubre, 15 años después de que Jackson y su esposa, Fran Walsh, decidieran emprender el faraónico proyecto para adaptar El Hobbit al cine, la película recibe por fin luz verde. Un acuerdo de última hora firmado entre New Line Cinema y Warner Bros permitirá financiar los 250 millones de dólares con los que contará de presupuesto cada una de las dos entregas en la que estará dividida la versión cinematográfica de la obra de J. R. R. Tolkien. Las cintas, que se rodarán en Nueva Zelanda en formato 3D, ya tienen fecha de estreno: la Navidad de 2012 y 2013, respectivamente.

Sin embargo, aún quedaba un último obstáculo por salvar y evitar un nuevo parón en la producción: los trabajadores neozelandeses se negaban a aceptar las condiciones del estudio y amenazaban con obligar a un cambio de localización del rodaje. Pero, el primer ministro del país, John Key, no estaba dispuesto a dejar escapar una producción de 500 millones de dólares y medió en la negociación. El parlamento aceptó cambiar la ley laboral, además de llegar a un pacto con Warner para aumentar los incentivos financieros a la producción. El país habitualmente ofrece una reducción fiscal del 15%, que suponía un ahorro de entre 45 y 60 millones de dólares para los productores de El Hobbit, a los que ahora se sumarán 15 millones de dólares más gracias a la nueva legislación.

El acuerdo no ha tranquilizado los ánimos de los representantes de los trabajadores, que han amenazado con más movilizaciones por una ley que permite "a una empresa extranjera demandar que los derechos de los trabajadores en esta industria sean suprimidos", según aseguró la presidenta de la Federación de Sindicatos, Helen Kelly, en una entrevista televisiva.

A las protestas de los empleados neozelandeses se suman las de algunos fans de la saga, molestos con Peter Jackson por la elección de los actores. Los foros de Internet se han llenado de mensajes contra el actor británico Martin Freeman, que encarnará a Bilbo Bolsón. Consideran que la elección es "igual de idónea que decidirse por John Wayne para hacer de Ghengis Khan". Sin embargo, Jackson defiende su decisión su decisión asegurando que "a pesar de los rumores, solo ha habido un Bilbo Bolsón para nosotros, Martin Freeman. Es inteligente, divertido y valiente, exactamente igual que Bilbo".

A pesar de las buenas noticias de los últimos días, El Hobbit sigue caminan al filo de la navaja. Incluso algunos actores meditan abandonar la producción. Harto de que no se cumplan los plazos y las promesas del estudio, Ian McKellan –Gandalf en la trilogía de El Señor de los Anillos–, ha dado un ultimátum a los productores: un nuevo retraso en el rodaje supondría su adiós definitivo y un jaque mate para el proyecto.

No sería la primera vez que una gran superproducción se frena en seco. Hollywood vive una ola de cancelaciones en los últimos meses. Proyectos como la entrega número 23 de la saga de James Bond han quedado aparcados sin fecha. Además, otras muchas cintas ya rodadas han sufrido prolongados retrasos en su estreno. Los últimos trabajos de grandes estrellas del celuloide como Matt Damon, John Cusack, Eddie Murphy o Mel Gibson se han quedado sin sitio en la cartelera por problemas financieros o por los escándalos personales de sus protagonistas.

La última película de Jodie Foster, The Breaver, lleva más de un año filmada y continúa sin fecha de estreno por la caída en desgracia de Mel Gibson. Algo similar le ha sucedido a Eddie Murphy, rodó A Thousand Words en 2008 y no llegará a las salas hasta 2011. Aunque Caso 39, con Bradley Cooper y Rene Zellweger se lleva la palma. Se rodó en el otoño de 2006, seis meses antes de que un joven senador de Illinois llamado Barack Obama anunciase su candidatura a las elecciones presidenciales. En aquel entonces Cooper era poco más que un personaje secundario en la serie Alias, mientras que Zellweger paseaba su Oscar. Hoy las tornas han cambiado. El actor de The Hangover no quiere saber nada de la película, que se ha convertido en casi la única oportunidad de ver a la protagonista de El Diario de Briget Jones en la gran pantalla.

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