El Museo Guimet de París homenajea a Angkor y al explorador Louis Delaporte

  • Explorar el descubrimiento de los templos camboyanos de Angkor y rendir homenaje a Louis Laporte, que los dio a conocer en Francia, son dos de los retos de la nueva exposición que acaba de inaugurar el Museo Guimet de París.

María Luisa Gaspar

París, 20 oct.- Explorar el descubrimiento de los templos camboyanos de Angkor y rendir homenaje a Louis Laporte, que los dio a conocer en Francia, son dos de los retos de la nueva exposición que acaba de inaugurar el Museo Guimet de París.

Hasta el 13 de enero de 2014, la muestra "Angkor. Nacimiento de un mito. Louis Delaporte y Camboya" reúne más de 250 piezas relacionadas con los antiguos monumentos jemeres, considerados como algunos de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo.

Entre ellos pueden verse ahora en París 50 esculturas originales, algunas de los siglos XII y XIII muy raramente o nunca expuestas antes, subrayó a Efe su comisario, Pierre Baptiste.

Procedente de finales del XIX y principios del XX, la exhibición se completa con un rico conjunto de dibujos, acuarelas, planos, grabados, maquetas, fotografías, documentos de época, negativos y, sobre todo, una impresionante serie de 40 reproducciones de yeso, de otros tantos excepcionales bajorrelieves de la antigua Camboya.

El evento es fruto de la pasión despertada en el joven marino y dibujante Louis Delaporte (1842-1925) cuando descubrió los templos de Angkor durante una misión de exploración del Mekong de la que formó parte entre 1866 y 1868.

"No los redescubrió, pues nunca fueron olvidados", precisa Pierre Baptiste, pero sí se dio la tarea de darlos a conocer a sus compatriotas, lo que llevó a partir de 1881 a la apertura del Museo de Indochina del Trocadero, que cerró sus puertas en 1936.

Las sucesivas Exposiciones Universales y Coloniales organizadas en Francia a caballo de los dos últimos siglos se encargaron de construir el mito del descubrimiento de Angkor, utilizando a menudo los dibujos, planos y hallazgos de Delaporte.

Una de las razones de ser de la exposición es el futuro de los delicados bajorrelieves de yeso, muchos de ellos recién restaurados, otros hasta hace poco en peligro de desaparición, tras ser conservados en pésimas condiciones durante décadas, subraya el comisario.

Son copias, pero también a veces valiosas piezas únicas que revelan el estado de algunos frisos mayores de Angkor, tal y como estaban hace más de un siglo, recuerda.

Además, aunque no siempre, compensan los daños sufridos por sus modelos originales, apunta el comisario ante un bajorrelieve partido en dos, sobre el que pueden verse los surcos dejados por la lluvia, mientras que en Angkor, explica, el tiempo destruyó justamente los extremos.

Un diaporama revela cómo se conservaban todavía en 2012 esas colecciones, amenazadas desde que hacia 1925 los grandes museos europeos y estadounidenses optaron por interesarse únicamente en las piezas originales en detrimento de las copias, añade.

Las dimensiones y cantidad de los yesos de Angkor no facilitaron su conservación, problema hoy resuelto, a diferencia del de su exhibición, para la que Pierre Baptiste espera conseguir un espacio definitivo.

La belleza de ese friso mutilado y las fotos de la abadía de Saint-Riquier, en el noroeste francés, donde fueron a parar en 1973 los yesos de Delaporte, evidencian la importancia de que el público las pueda seguir disfrutando cuando termine la exposición de París.

Con estos elementos se cierran las dos primeras secciones de la muestra, centradas en las dos misiones promovidas por el explorador francés, en 1873 y entre 1881 y 1882, y su trabajo museográfico posterior.

La tercera es un homenaje a su visión pionera, no siempre reconocida, mediante la presentación de esculturas antiguas, dibujos, fotografías y documentos de archivo de los cinco grandes sitios de la antigua Camboya en su época de esplendor, de los siglos IX a XV: Koh Ker, Beng Mealea, Preah Khan de Kompong Svay, le Bayon y Angkor Thom.

La experiencia concluye en un "Patio Jemer", donde ahora pueden verse esculturas y grandes composiciones hechas con modelados de yeso a escala real, de un ángulo del templo de Angkor Vat; de la puerta de las "Entradas occidentales" y de un frontón del templo de Ta Prohm, presididos en el centro por una monumental torre de rostros del templo del Bayon.

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