El presidente de la Real Academia define a Torrente Ballester como "el señor de las palabras"

  • Salamanca.- El presidente de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, ha definido hoy en Salamanca al escritor Gonzalo Torrente Ballester como "el señor de las palabras", ya que, en su opinión, "le gustaba palparlas y silbarlas con sus labios".

El presidente de la Real Academia define a Torrente Ballester como "el señor de las palabras"
El presidente de la Real Academia define a Torrente Ballester como "el señor de las palabras"

Salamanca.- El presidente de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, ha definido hoy en Salamanca al escritor Gonzalo Torrente Ballester como "el señor de las palabras", ya que, en su opinión, "le gustaba palparlas y silbarlas con sus labios".

Así lo señaló hoy durante su intervención en la inauguración -donde se han escuchado unas palabras del autor gallego- de la escultura en bronce, realizada por el artista Salvador Amaya, con la que la ciudad de Salamanca ha culminado los actos de homenaje a Gonzalo Torrente Ballester en el centenario de su nacimiento.

Tras hacer un recorrido por la vida y obra del autor de "Los gozos y las sombras", así como de sus vivencias personales junto a él, García de la Concha ha significado que en la boca del escritor gallego "las palabras se transfiguraban".

Asimismo, ha recordado que desde muy pronto Torrente Ballester "recurrió a los magnetófonos para grabar a diario cuanto se le ocurría y cuando afrontaba la creación de un texto cualquiera lo iba dictando" como si estos aparatos "fuera su interlocutor".

"De modo -ha proseguido- que terminaba en el caso de las novelas por oír entero el relato antes de pasarlo al papel y corregirlo".

De su formación ha destacado que se forjó entre "la universidad y la tertulia" y ha reconocido su "sorpresa" por la "facilidad" con la que en los últimos años de su vida "venían a su boca citas y textos de numerosos autores que le eran familiares".

García de la Concha ha sostenido que cuando Torrente Ballester decidió instalarse en Salamanca, ciudad en la que murió en 1999, la capital salmantina "se convirtió en punto fijo de perspectiva para uno de los más lúcidos escritores de la realidad nacional, social y cultural".

"Generoso hasta el despilfarro con su tiempo ejerció en Salamanca un continuado magisterio reposado junto a un viejo velador de café", ha añadido, en referencia a la estatua que luce en el Café Novelty, en la Plaza Mayor.

Por último, se ha referido a la escultura de Amaya, instalada junto a la biblioteca Torrente Ballester. "Seguro que en cualquier momento de la noche cuando la ciudad se recoja, en silencio, él empezará a caminar y a recorrer los lugares por donde tanto paseó silbando músicas y palabras silenciosas".

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