"El Principito", un montaje familiar para abrir el corazón esta Navidad

  • El niño interior resurge en los escenarios de Madrid con la adaptación de "El Principito", obra del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry y que el director Sergio Sáldez llevará al Teatro Marquina, desde mañana y hasta el próximo cinco de enero, para recordar que también hay que sentir con el corazón.

Madrid, 29 nov.- El niño interior resurge en los escenarios de Madrid con la adaptación de "El Principito", obra del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry y que el director Sergio Sáldez llevará al Teatro Marquina, desde mañana y hasta el próximo cinco de enero, para recordar que también hay que sentir con el corazón.

"Llevamos al teatro un cuento narrado por un niño, pero con un mensaje muy adulto que hoy se mantiene intacto", ha declarado hoy Sáldez en una entrevista con Efe.

Saint-Exupéry escribió "El Principito" en 1944, coincidiendo con el último periodo de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, este texto ha trasladado el mensaje de que "lo esencial es invisible a los ojos" generación tras generación.

Ahora, esta misiva llega en formato de producción teatral para abrir las mentes de los más pequeños, pero también la de sus padres y abuelos con una actuación familiar, llena de color y dedicada a todos los públicos.

"Los más pequeños se quedarán con los juegos estéticos y la plástica, mientras que los más adultos sacarán sus propias conclusiones", ha destacado el protagonista de la obra, Alberto Arcos, que ha reconocido sentirse muy identificado con su personaje.

"Es un niño muy inquieto, con un espíritu muy libre, siempre queriendo aprender y en busca de respuestas", ha explicado el intérprete.

Arcos comparte escenario con los actores Jesús Amate, Ana José Bóveda, Kiko Gutiérrez y Mónica Bilbao que se han enfundado en unos "mágicos" trajes, fieles a los bocetos diseñados por Saint-Exupéry.

Un vestuario dotado de fantasía y pigmentación, en el que medias máscaras cubren unas caras repletas de barbas y cejas de color, fijará la atención de la retina de los más pequeños.

"Las máscaras siempre parecen que quitan expresividad pero en este caso ocurre lo contrario", ha señalado Arcos, que ha destacado el sencillo montaje sobre el escenario.

"El texto es tan bueno que la escena es muy simple. Tan solo jugamos con un planeta, un avión y una atmósfera de luces", ha continuado el director.

De este modo, el ambiente se llena de color según el espacio en el que el relato se encuentre y los mundos se suceden en un curioso viaje hacia las raíces del ser humano.

Además, este espectáculo ha incorporado el empleo de material audiovisual y un vídeo construye las escenas más complejas y que exploran el universo, para después "regresar a la realidad".

Diversos peluches, al estilo "muppet", concentran la acción en las escenas de tierra y dotan de energía un espectáculo "más fresco y canalla", alejado del aspecto metafísico original del texto.

"El Principito" llega así al teatro con una obra en el que el color y la estética se funden con un mensaje de fraternidad, escrito hace ya siete décadas pero que hoy continúa tan vigente como entonces.

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