"El sabor de Venecia" descubre la comida de Brunetti de la mano de Donna Leon

  • Barcelona.- Sin ser gastrónomo como Carvalho o Montalbano, el comisario Guido Brunetti, salido de la pluma de la escritora Donna Leon, es también un amante de la cocina, especialmente de la pasta italiana, como demuestra el libro "El sabor de Venecia".

Barcelona.- Sin ser gastrónomo como Carvalho o Montalbano, el comisario Guido Brunetti, salido de la pluma de la escritora Donna Leon, es también un amante de la cocina, especialmente de la pasta italiana, como demuestra el libro "El sabor de Venecia".

Escrito conjuntamente por Donna Leon y su mejor amiga, la cocinera y joyera Roberta Pianaro, "El sabor de Venecia" (Seix Barral) recoge ahora los platos que deleitan a la familia del comisario, habitualmente elaborados por su mujer, Paola Brunetti.

Todas las recetas recopiladas a partir de las novelas de la serie policíaca de Brunetti están acompañadas en esta ocasión por textos inéditos de Donna Leon, en los que el lector descubre la destreza culinaria de la autora, se deleita con los aromas que desprenden los mercados de Venecia o conoce algunos de los secretos de los pescadores de la zona.

En las páginas del libro, Roberta Pianaro se adentra en la cocina que frecuenta el popular comisario veneciano y desvela los secretos de la pasta favorita de la familia Brunetti, los penne rigate, del delicioso pastel de manzana de su mujer, la fórmula de la no menos célebre lasaña de la madre del policía, o el plato favorito de Donna Leon, el risotto di zucca.

"Nunca fue mi intención escribir un libro de cocina", confiesa Leon en la introducción, pero tras la publicación de la cuarta novela de Brunetti, "Muerte y juicio", numerosos lectores comenzaron a hacer comentarios sobre la llamativa presencia de la alimentación y la comida en los libros de la autora norteamericana afincada en Venecia.

Admite Donna Leon que inicialmente quedó sorprendida por las reacciones de los lectores ya que la aparición de escenas en la que la familia Brunetti, el propio Guido Brunetti, sólo o en compañía de sus colegas y amigos, disfrutaban de excelentes comidas "no respondía a un efecto premeditado o especialmente buscado".

Para la escritora de "Muerte en la Fenice", la presencia de la comida sólo había despertado el interés de países sin una cultura gastronómica de tradición, como los países del norte de Europa. "La forma de comer de Brunetti simplemente forma parte de la herencia cultural" que la Leon distingue en países como Italia o España.

A los italianos, añade Leon, "ni se les pasa por la cabeza que su aprecio o interés por la comida pueda convertirlos en especiales" y "discutir sobre el tema resulta para ellos tan normal como lo es para los británicos hablar sobre el tiempo o para los norteamericanos sobre el dinero".

Leon, que lleva ya más de cuarenta años en Italia, ha aprendido de su convivencia con los italianos que "comer bien no es ningún logro, ni nada de lo que debamos estar orgullosos: simplemente se trata de un acto que se realiza dos veces al día de tal forma que nos proporciona el máximo placer".

El recorrido gastronómico brunettiano seleccionado por Roberta Pianaro comienza con los 'ciccheti', una tapas que se ofrecían en Venecia desde tiempos remotos, recuerda Pianaro, una tradición que recientemente se ha recuperado, con ilustres ejemplos como los buñuelos de maíz, las albóndigas de garbanzos o las gambas con melón y rúcula.

El risotto de calabaza que aparece en "Muerte en un país extraño", los calabacines condimentados de "Amigos en las altas esferas", los 'cicchetti' de alcachofas que Brunetti pide en "Líbranos del mal", el rape rebozado con pimientos al estilo de Murano de "Veneno de cristal" o el pastel de manzana de Paola que aparece en "Un mar de problemas", son algunos de los platos propuestos en "El sabor de Venecia".

Por Jose Oliva

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