El Teatro Real enseña con "Action Painting" a oír la pintura y ver la música

  • Madrid.- El Teatro Real ha decidido comenzar 2010 con una excepcional muestra de pintura y música llamada "Action Painting. Arabescos" que nace de la unión del arte de dos personas inteligentes, creativas y muy libres: el pianista de jazz Chano Domínguez y el pintor, diseñador y escenógrafo Gabriele Amadori.

El Teatro Real enseña con "Action Painting" a oír la pintura y ver la música
El Teatro Real enseña con "Action Painting" a oír la pintura y ver la música

Madrid.- El Teatro Real ha decidido comenzar 2010 con una excepcional muestra de pintura y música llamada "Action Painting. Arabescos" que nace de la unión del arte de dos personas inteligentes, creativas y muy libres: el pianista de jazz Chano Domínguez y el pintor, diseñador y escenógrafo Gabriele Amadori.

Se trata de un espectáculo insólito en el que ambos artistas "dialogarán" mediante los instrumentos que les sirven para expresarse "y contar historias": un gran lienzo, muchos botes de pintura, pinceles, un piano, un contrabajo y una batería, ha señalado en una rueda de prensa el pianista Chano Domínguez.

Según Amadori, este tipo de expresión plástico-musical sólo se produce cuando "dos personas inteligentes se juntan y colaboran, y que eso salga bien no es fácil", explica el creador italiano, que, sin duda, sabe del tema, porque no sólo él fue el primero en llevarlo a cabo en Europa, sino que, con estas actuaciones en el Teatro Real, llegará a su performance número 100.

Los músicos estarán en una esquina del escenario que les permita ver lo que hace Amadori y éste llevará micrófonos en sus manos, de modo que sus brochazos se "oirán" y se irán traduciendo en música de jazz. Y al revés.

Los compases de los músicos se transformarán en colores y, al final, se plasmará todo en un gran lienzo en el que no faltará ni la representación plástica de los aplausos.

Serán sólo dos actuaciones de una hora aproximadamente, la primera, el viernes en el Auditorio de la Universidad Carlos III de Leganés, y, el sábado, en la sala principal del Teatro Real de Madrid, a unos precios que oscilan entre los cinco y los diez euros.

Pero también es un proyecto didáctico y, como explicaba Amadori, "a los niños les encanta, a pesar de su complejidad y del aire intelectualoide" de la propuesta, por lo que también se harán varios pases para colegios mañana y pasado, también en Leganés.

Chano ha elegido como punto de partida dos piezas antiguas, una "seguirilla-blues" y una "bulería-blues" que dedicó hace unos años al cantaor José Monge "Camarón", pero asegura que "Action Painting" es "un 80 por ciento improvisación".

Tanto Domínguez, como Amadori, repiten las palabras "libertad", "creatividad", "ritmo", "espontaneidad" y "colorido" para intentar explicar un espectáculo "complicado e instantáneo" que sólo funciona si las dos formas de expresión "marchan juntas sin pisarse los pies", puntualiza Amadori.

Pero el "quid" de la cuestión no es "si va primero el huevo o la gallina", bromea Domínguez sobre quién contesta a quién, si el brochazo o el acorde, porque "cuando el público absorbe las dos cosas no se pregunta cuál va primero".

Según Chano, Amadori tiene un gran ritmo en su forma de pintar, y, para Gabriele, las canciones de Domínguez -a quien acompaña su grupo en esta aventura: Marc Miralta, a la batería, y Mario Rossy al contrabajo- contienen los ocho colores principales.

Los lienzos que nazcan de esta aventura, y que son propiedad del pintor, serán expuestos en un futuro, mientras la música resultante se grabará en audio y vídeo y, probablemente, acabe siendo un disco, ha dicho Domínguez, quien reconoce que le interesa más como material de estudio y para ver "qué hemos sido capaces de hacer".

El "Action Pinting" es una expresión nacida en EEUU en 1940 para explicar esta técnica nacida del movimiento automático del pintor al escuchar una música, que desarrolló entre 1912 y 1956 Jackson Pollock, y que Amadori adoptó en 1976, en una primera performance con el cantante milanés Demetrio Stratos en Copenhague.

El enérgico artista italiano asegura que pinta muy rápidamente, tanto, que sólo se para lo suficiente para que se seque la pintura y no se le quede el lienzo convertido en un "pastrocchi" (un pantano, traduce él mismo).

Alicia G. Arribas

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