Eloy Enciso reconstruye una Galicia mítica en "Arraianos"

  • Los cuentos, las canciones populares, el folclore en general son "bancos de identidad y memoria necesarios" para que las generaciones futuras puedan "mirar atrás", un derecho que el gallego Eloy Enciso reivindica con su documental "Arraianos".

Magdalena Tsanis

Madrid, 12 sep.- Los cuentos, las canciones populares, el folclore en general son "bancos de identidad y memoria necesarios" para que las generaciones futuras puedan "mirar atrás", un derecho que el gallego Eloy Enciso reivindica con su documental "Arraianos".

"El cine no es más que una versión moderna de eso mismo y por eso ahora, con la crisis, hay que recordar que el cine también tiene derecho a seguir", señala en una entrevista con Efe el director de 38 años.

Tras debutar el año pasado en el Festival de Locarno (Suiza) y haber cosechado premios en certámenes como el Festival de cine No-Ficción de Lima, el Festival de Cine Europeo de Sevilla o el de cine independiente de Buenos Aires, "Arraianos" se estrena mañana simultáneamente en cines, DVD e internet.

"La película quiere hablar de la importancia que tiene en la construcción de la identidad el mundo de las tradiciones, el folclore y los mitos, que en Galicia es muy importante", ha explicado Enciso.

Todo empezó cuando se enteró de que hubo un tiempo, hace siglos, en el que varias aldeas vivían de manera autónoma en la frontera entre Galicia y Portugal, sin pertenecer a uno u otro territorio.

"Me hizo recordar la idea que de pequeño incubé de Galicia como un lugar un poco perdido entre las montañas y con un régimen de autogobierno grande, donde la gente vive a su aire", señala.

Ese hallazgo, unido a una necesidad personal de indagación identitaria dio lugar a "Arraianos", título que hace referencia a los habitantes de la frontera, pero también a "personas que viven con un pie en la realidad y el otro en el mundo de los sueños".

En medio de bosques húmedos, los protagonistas del filme, aldeanos auténticos, muestran sus rituales cotidianos: el trabajo físico, su relación con el mundo animal, los refranes, las canciones, el silencio.

Sobre esa realidad se superpone su reconstrucción mítica: dos mujeres del pueblo recitan fragmentos del texto "El Bosque", de Jenaro Marinhas del Valle, en un diálogo que confronta de un modo inusual posturas existencialistas y nihilistas.

Aunque en la zona vivían también "algunas" personas jóvenes, Enciso ha querido centrarse en los mayores, "la generación de nuestros abuelos, esa generación bisagra, no por una cuestión tecnológica sino por la manera de entender el mundo y en especial lo que no podemos ver ni tocar".

No obstante, el director rechaza lo que considera "un cliché", que ese mundo rural vaya a desaparecer.

"Yo, como joven urbanita, iba con esa idea, pero la experiencia con ellos cambió mi mirada y ahora no creo que vaya a desaparecer, aunque sí hay una transformación. Si desaparece el mundo mágico, desaparece el mundo", manifiesta.

Sobre los riesgos que asume con un lenguaje nada comercial, entre la poesía y la exploración etnográfica, asegura que, hasta ahora, en festivales, la reacción del público ha sido buena.

"En general, si las personas no vienen con una idea preconcebida, la reciben bien, se les hace corta, y es curioso ver eso: gente que está sorprendida de que les haya podido gustar algo así".

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