Etxebarria dice que "vivimos en un mundo en el que nunca ha sido tan fácil mentir"

  • Madrid.- La escritora Lucía Exbarria traza un juego literario y creativo, pero esta vez manejando claves de la novela negra, en su nuevo libro "Lo verdadero es un elemento de lo falso", una ficción sobre las realidades inventadas que la lleva a decir que "vivimos en un mundo en el que nunca ha sido tan fácil mentir".

Etxebarria dice que "vivimos en un mundo en el que nunca ha sido tan fácil mentir"c
Etxebarria dice que "vivimos en un mundo en el que nunca ha sido tan fácil mentir"c

Madrid.- La escritora Lucía Exbarria traza un juego literario y creativo, pero esta vez manejando claves de la novela negra, en su nuevo libro "Lo verdadero es un elemento de lo falso", una ficción sobre las realidades inventadas que la lleva a decir que "vivimos en un mundo en el que nunca ha sido tan fácil mentir".

Y es que esta novela, cuyos personajes tienen vida propia en Internet, con su página en Facebook, y hasta con un videoclip interpretando una de las canciones del grupo protagonista "Sex & Love Adicts", tiene como motor la idea de la realidad alternativa, creada por el filósofo francés Guy Debord, autor de "La sociedad del espectáculo", y fundador de la Internacional Situacionista.

"Inventar viene de lejos, porque antes también se mentía para seducir, pero ahora vive su máxima expresión. Las noticias falsas y las mentiras en los medios es algo constante. Todo el mundo quiere alterar la realidad. Se inventan biografías, falsos grupos. El alter ego en Facebook está a la orden del día. La gente liga por 'Meeting' y no sé ni cómo se atreven", explica a Efe la escritora en su casa del centro de Madrid.

Pero "Lo verdadero es un elemento de lo falso", que saldrá a la calle el próximo 3 de febrero, con sorpresa, editado por Suma de Letras (Alfaguara), además de tener elementos para la reflexión, como pasa en casi todos los libros de Lucía Extebarria (Valencia, 1966), es un pozo sin fondo, una caja china, donde un argumento te lleva a otro y donde una mirada te lleva a otra, y en donde siete mujeres retratan, y se retratan, la tormentosa vida de Pumuki, líder de la banda y cuya muerte, al parecer por suicidio, se investiga.

Así, el narrador quiere respuestas de esta muerte y va investigando todo y a todos los que rodearon al carismático líder. Y el lector creará algo que luego no es o al revés, un juego negro y policiaco en el que la autora de "Amor, curiosidad, prozac y dudas" y premio Planeta con "Un milagro en equilibrio" disecciona a varias tipos de mujer.

Una paleta de arquetipos femeninos y su manera de entender el amor y el sexo, un sexo que corre de forma muy explicita por las páginas de este libro, en el que se describen "buenos polvos".

"Quería probar la tesis de que a las mujeres casi nunca las han dejado describir escenas eróticas -argumenta-. Porque, además, en cuanto hay una escena erótica en el libro, te etiquetan como novelista erótica. Para mí, no hay diferencia entre porno y erotismo, y no sigo los patrones masculino que están más constreñidos al porno".

"Se trata de hacerlo con bueno gusto o no, de escribir algo bueno o malo. Y cuando escribí este libro -continúa-, yo estaba en un bueno momento sexual. Pero las mujeres somos mucho más poéticas a la hora de escribir escenas de sexo", añade esta mujer, cuyo libro "Lo que los hombres no saben de sexo", un volumen con los relatos de 13 mujeres que osaron contar su experiencia, sigue siendo un éxito de ventas.

Etxebarria, que tiene una legión de admiradores en Francia -"allí me respetan y no me insultan", precisa- y que publica también en Reino Unido, Alemania y Suecia, cree que el mundo digital es un poco peligroso para el libro porque "puede ser la ruina".

"Todo el mundo tenemos miedo al libro digital porque está claro que la gente dejará de comprar libros si se los puede bajar al eBook gratis. Y va a ser muy difícil poner puertas al campo", añade.

"Y claro yo no puedo vivir dando conferencias, aunque en España muchos escritores viven de eso y de sus participaciones en un montón de cosas, aunque tengan poca obra o incluso sus libros no se vendan, algo impensable en Francia, por ejemplo", añade Etxebarria quien se queja, con humor y resignación, de que las editoriales, ni siquiera en las que ha estado, la mandan las novedades.

"Leo de forma compulsa, y leo a los autores muertos. Los compro en la cuesta de Mollano, y no puedo gastarme tanto dinero para saber lo que se hace en el panorama actual", concluye.

Carmen Sigüenza

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