"Fanapi" irrumpe en el Festival del Medio Otoño apagando faroles y luna llena

  • Hong Kong.- La luna llena es la reina indiscutible del Festival de Medio Otoño, una celebración familiar que Hong Kong, como el resto de China, honra puntualmente, pero este año, la cola del tifón "Fanapi", acompañada de tormentas y espesas nubes, restará luz y brillo al evento.

Pekín regresa a sus raíces para celebrar el Festival de Medio Otoño
Pekín regresa a sus raíces para celebrar el Festival de Medio Otoño

Hong Kong.- La luna llena es la reina indiscutible del Festival de Medio Otoño, una celebración familiar que Hong Kong, como el resto de China, honra puntualmente, pero este año, la cola del tifón "Fanapi", acompañada de tormentas y espesas nubes, restará luz y brillo al evento.

En Hong Kong, a diferencia de Taiwán o China continental, no habrá que lamentar daños materiales ni personales por el "Fanapi", pero sí unos cielos cubiertos que impedirán, según las previsiones meteorológicas, ver la luna llena en el territorio.

Hoy es el décimo quinto día de la octava luna según el calendario lunar chino, lo que indica que, de acuerdo con la tradición de esta cultura, el satélite natural de la Tierra, en su plenitud, brillará más que en ningún otro mes del año.

Para acompañar esa luz natural, la ex colonia británica ha ornamentado espacios públicos y privados con faroles de papel, tela y plástico, cuyas formas, colores y tamaños son de lo más diverso.

El festival, que atesora numerosas leyendas, nunca olvida a la heroína china Chan'E, predecesora de Neil Armstrong y su "Apolo 11", desde que, miles de años atrás, y tras consumir una píldora de inmortalidad, echó vuelo, sin poder remediarlo, hasta el vecino satélite.

En esta octava luna se festejaba tradicionalmente la cosecha, detalle al que la rocosa, pescadora, y hoy comerciante y financiera Hong Kong apenas alude, si no es por la celebración paralela de su Danza de Dragón de Fuego en Tai Hang.

El origen de esta tradición (que no se pierde como otras en la noche de los tiempos, sino que se enmarca en la historia más cercana, con los colonizadores británicos como testigos), habla de un tifón y de una plaga en 1880 en ese distrito hongkonés de etnia "hakka", dividido entonces entre la agricultura y el mar.

El hecho, al que no pudo no unírsele un ingrediente poético, ahora se transmite en estos términos: en el poblado de Tai Hang un adivino recibió instrucciones de Buda para que los lugareños, durante tres días y tres noches, los mismos que los reservados al Festival del Medio Otoño, alumbraran petardos y ejecutaran una danza de dragón de fuego.

Para crédito del clarividente, tras los bailes, la plaga remitió, y, desde entonces, el ritual toma las calles del distrito hongkonés, hoy convertido uno de los más bulliciosos centros de compras de la urbe asiática.

El dragón, más conceptual que el confeccionado a base de tela, mide cerca de 70 metros, si bien está dividido en 32 segmentos. Sólo la cabeza, que pone a prueba la destreza de los mozos, pesa 48 kilos.

En su elaboración priman las barras de incienso, lo que demanda, para las tres jornadas, alrededor de 72.000 unidades, según datos de Turismo de Hong Kong, además de 300 mozos para ejecutar el baile y mantener el incienso alumbrado.

El Festival del Medio Otoño, como otros, tiene su dulce especial, los "pasteles de luna", que apenas se consumen en otro momento del año.

Este postre -que fue estratégico en el siglo XIV durante la revuelta china contra los mongoles, ya que su interior se consideró idóneo para ocultar mensajes contra el invasor y para hacer llamadas al levantamiento popular- se elabora con harina y un corazón dulce a base de semillas de loto, sésamo, fríjoles u otros condimentos a gusto del consumidor y de acuerdo con los tiempos.

La gran popularidad del calórico pastel genera todos los años llamamientos de los dietistas y conservacionistas medioambientales: los primeros preocupados por las altas ingestas de azúcar, y los segundos por los elaborados y generalmente no reutilizados envases en los que muchos son comercializados.

Las celebraciones en el territorio, aunque centradas entre el 21 y el 23 de septiembre, sólo se extinguirán a mediados de octubre.

En 2011, la cita será el 12 de septiembre.

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