Fernando Soto, el "niño prodigio" de la fiesta flamenca se rinde a Bambino

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 27 sep.- Aprendió geografía por fandangos y en vez de "Barrio Sésamo" veía "Cantares", así que no fue raro que Fernando Soto se convirtiera en el "niño prodigio" de la juerga flamenca de su Jerez natal. Ahora, a los 30, sigue "en modo festero", y por eso su segundo disco no podía estar dedicado a otro que al gran Bambino.

"'Bambineando' -Universal- es un disco con las canciones de ese genio que se llamaba Miguel Vargas y con su sabor, pero llevado a mi terreno, con música de este siglo, actualizadas", explica a Efe este "flamenco moderno y adelantado" a su época, como él se define.

Es gitano, pero, precisa, de mentalidad "muy abierta". Por eso, y porque ha vivido mucho tiempo allí, ha querido que la portada de su disco fuera "muy Chueca Town" -el barrio madrileño que acoge cada año la fiesta del Orgullo Gay- "muy Almodóvar". "Vamos, que se viera venir", bromea.

"Me considero un flamenco de otro planeta", resume el artista, primo de Pitingo, otro "extraterrestre", con el que tiene mucha relación personal pero poca musical, porque él es de la "baja Andalucía" y no tiene ni idea "ni de 'soul', ni de 'gospel'".

Respeta "muy seriamente" a los flamencos jondos, a los puristas, pero él desde muy pequeño, cuando cantaba y bailaba para "los señoritos" de Jerez "como Álvaro Domecq", se ha decantado por la rumba y la bulería: "Yo soy festero", reivindica.

En "Bambineando" ha adaptado junto con Borja Évora -también el productor- y José Gálvez, algunos de los temas más conocidos de Bambino, como "Corazón Loco", "Bravo", "La Pared" y "Te estoy queriendo tanto", con los que ha construido unas sevillanas "increíbles de bonitas" en compañía de Sal Marina.

"Se me ocurrió hacer con unas sevillanas, porque estaban ya muy trilladas -esas canciones- por rumbas y bulerías. Me acosté una anoche y me levanté con la seguridad de que tenían que ir por ahí", detalla "encantado" con la "obra de arte" que ha resultado.

Además de Sal Marina, le acompañan en el disco José Miguel Évora y Gala Évora, Jesus Méndez, sobrino de La Paquera de Jérez, y Miguel el Londro.

Soto está feliz con el disco, porque lo ha hecho "con el corazón y el alma", "un hijo parido" a partir de la obra de su admirado Bambino, al que ha dado un estilo "más castizo y racial".

Lleva en la música, rememora, desde que tiene recuerdos y uno de los más antiguos es cantando coplas de Bambino en el regazo de su madre.

"Todas las tardes me sentaba en su falda, y yo le cantaba a ella y ella a mí, por Miguel Vargas, por Lola Flores... Y así nació el niño prodigio al que llamaban de todas las fiestas", recuerda el cantante, que siempre fue "más de 'Cantares' que de 'Barrio Sésamo'".

Estaba "predestinado", porque hasta los "controles" en el colegio eran "peculiares": "Quería ser artista por encima de todo y el libro me miraba a mí y yo miraba al libro, y mis profesores sabían que cantando me lo iba a aprender, así que me hacía unas letras de fandangos con la lección, y así se me quedaba", se ríe recordando el que le dedicó a los Picos de Europa y por el que le pusieron "un diez".

Sabe que ha tenido la "mala suerte" de empezar a grabar discos en una época de crisis "tan mala", pero tiene "muchas esperanzas" en que todo le salga bien. "Hay que mirar para adelante y yo soy un hombre de mucha fe", remata.

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