Muñoz Rengel vuelca su imaginario en un libro de microrrelatos inquietantes

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 17 sep.- Al escritor malagueño Juan Jacinto Muñoz Rengel le gustan los retos, y un reto puede considerarse su nueva obra, "El libro de los pequeños milagros", un conjunto de microrrelatos sorprendentes e inquietantes en los que vuelca su imaginario, sus sueños, pesadillas y preocupaciones.

Editado por Página de Espuma, el nuevo libro de Muñoz Rengel (Málaga, 1974) es el primero de microrrelatos que escribe y ve la luz tras el éxito de su novela "El asesino hipocondríaco", publicada ya en una decena de países, y la buena acogida de "El sueño del otro".

En realidad, según explicaba hoy el autor en una entrevista con Efe, "El libro de los pequeños milagros" le ha servido "para soltar lastre de todas las ideas" que lleva arrastrando desde hace tiempo y que no le ha dado tiempo a desarrollar en otros proyectos.

En el centenar de relatos breves que contiene el libro hay desde ideas fantásticas o de ciencia ficción hasta "imágenes impresionantes y tormentosas". Todo eso refleja el propio "maremágnum interno" del autor, y el género del microrrelato, "como es tan juguetón y versátil", le ha permitido escribir "sin ningún tipo de limitaciones".

"Me he sentido totalmente libre para hacer lo que he querido", afirma este doctor en Filosofía Pura, que hace años dejó su trabajo de profesor de esta disciplina para dedicarse de lleno a la literatura. La familia no lo entendió en un principio, pero el tiempo ha demostrado que lo suyo es la escritura.

"El libro de los pequeños milagros" es también un bestiario, poblado de seres sin cabeza, osos solares rojos, crustáceos ondulantes, biobuitres, focas de fuego, vacas inteligentes o ese increíble megatauro, que fue concebido como un animal de guerra, pero que, cada vez que escuchaba algún verso dirigido a la luna, se quedaba "ovillado en el suelo deshaciéndose en sollozos".

Este pormenorizado catálogo de prodigios que es el nuevo trabajo de Muñoz Rengel tenía en principio un título tan largo que decidieron no ponerlo en la portada, y solo va en el interior: "El libro de los pequeños milagros y los planetas ignotos, que contiene las pormenorizadas y muy veraces micronarraciones de los grandes hechos sobrenaturales y extraordinarios de este mundo...". Y así durante varias líneas más.

Aunque los temas de los breves relatos son muy diversos, el autor ha intentado darle "cierta unidad" y los ha dividido en tres partes: Urbi, Orbe y Extramundi, es decir, "van de lo pequeño a lo grande, de la ciudad al mundo, y del mundo al exterior" .

El microrrelato, opina Muñoz Rengel, debe contener historias y debe también encerrar "el germen de una idea", que se desarrolle luego en la cabeza del lector. "Es un manual de ideas, que a su vez se intenta que tengan su gracia propia y autónoma", comenta el escritor malagueño, que ha ganado numerosos premios de relatos.

Quizá ese "papel tan activo" que se le exige al lector sea uno de los motivos por los que el microrrelato no cuenta con tantos lectores como la novela. Tampoco los consiguen los cuentos, y su extensión no es tan breve, señala el escritor malagueño, para quien los gobiernos y las instituciones deberían "invertir mucho más" en cultura y en literatura.

Los monstruos, seres fantásticos y animales extraños de los relatos le son familiares, convive con ellos cada día "a la hora de pensar literatura, de leer", y se los imagina en su casa sin ningún problema. "Pero los tengo controlados", dice de broma.

Entre sus maestros en el género del microrrelato, cita sin dudarlo a Cortázar y sus "Historias de Cronopios y Famas", que le descubrieron que "se podía contar de otra manera". Hubo otros autores que le influyeron como Italo Calvino y "Las ciudades invisibles" o Borges y "El libro de los seres imaginarios".

Sea una novela, un libro de cuentos o de microrrelatos, Muñoz Rengel intenta siempre divertir al lector, pero también que en lo que escribe haya un fondo de crítica social o planteamientos filosóficos. "Intento remover al lector por dentro, no adormecerlo", concluye. EFE.

Mostrar comentarios