Franklyn es un tenebroso cuento de hadas que emula a Matrix y a Dark City

  • Eva Green, la protagonista de “Casino Royale”, y Ryan Phillippe, actor al que hemos visto en “Banderas de nuestros padres”, se sumergen en una complicada trama que transcurre entre el Londres actual y una ciudad gobernada por unos extraños clérigos.
Julio Vallejo / Aviondepapel.tv

“Existen otros mundos, pero están en éste”. Seguro que Paul Éluard, poeta surrealista francés y autor de la mítica cita, no se imaginaba que aquella frase terminaría aplicándose a las películas fantásticas y de ciencia-ficción.

Entre dos ciudades

Quizá los primeros blockbusters que se han ajustado como un guante a la famosa frase del literato galo sean los de la saga “Matrix”, donde el mundo hipotéticamente real y otro sumamente tecnificado convivían en distintas dimensiones. La saga de los hermanos Wachowski se encargaba de borrar los límites entre ambas para crear una interesante paranoia comparable a la de muchos libros de Philip K. Dick.

Este aspecto vuelve a ser explotado en “Franklyn”, donde el Londres actual y una ciudad gobernada por unos peculiares religiosos parecen convivir en distintos planos de realidad, aunque compartiendo espacio físico.

Entre ambos mundos se mueven un extraño héroe enmascarado (Ryan Phillippe), que tiene que matar a un hombre, un padre que busca a su hijo desaparecido (Bernard Hill), un joven al que acaba de abandonar su pareja (Sam Riley) y una chica algo desquiciada (Eva Green), que prepara su trabajo de graduación en una escuela de Arte.

Puzzle tenebroso

Los cuatro personajes, unidos por la perdida, la muerte y la locura, se irán entrecruzando en una trama donde el espectador tiene que ir uniendo las partes para completar un puzzle de tenebrosa estética, heredera en cierta manera de la creada por Alex Proyas en “Dark City”, y no siempre logrados resultados. En algún momento, el público puede preguntarse, cómo lo hace uno de los personajes del filme, qué demonios ocurre.

No obstante, Gerald McMorrow, director y guionista de la cinta, se las arregla para unir todas las piezas del rompecabezas en un final que tiene una pizca de cuento de hadas y unas gotas de ese amor loco que tanto gusto a los surrealistas.

Lástima que el envaramiento argumental y unos pocos inspirados Ryan Phillippe y Eva Green impidan que la película sea algo más que un filme curioso y parcialmente fallido.

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