García de Cortázar alienta a conquistar un nuevo humanismo para el siglo XXI

  • Catalina Guerrero.

Catalina Guerrero.

Madrid, 22 feb.- La necesidad de impulsar un humanismo para el siglo XXI está muy presente en "Pequeña historia de los exploradores", de Fernando García de Cortázar, Premio Nacional de Historia 2008, para quien solo así se podrá "sobrellevar" la crisis que está "erosionando" las bases de la civilización europea.

"Contento" e "ilusionado" de haber acabado recientemente su primera novela, que saldrá en unos meses y que está protagonizada por un diplomático, García de Cortázar (Bilbao, 1942) amplía ahora con "Pequeña historia de los exploradores" (Espasa) su gran producción literaria ("creo que este libro hace el número 64", calcula), en su mayoría dedicada a la divulgación histórica para todos los públicos.

Inocular el virus de la pasión por los grandes hitos del pasado es el "leitmotiv" de este jesuita, historiador y catedrático de la Universidad de Deusto, además de doctor en Historia Moderna y Contemporánea, doctor en Teología y licenciado en Derecho y Filosofía, que dirige la Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad.

Una sólida formación desde la que el autor de "Breve historia de España" o "Historia de España desde el arte" alerta, con preocupación y sobrado conocimiento, de que se está produciendo "una quiebra de las humanidades" en Europa, según reconoce en una entrevista con EFE.

Un continente curtido en batallas y en crisis, pero ésta, afirma, llega a Occidente y, en concreto a España, en un momento en el que "estamos desprovistos de valores" para "comprenderla y soportarla".

Hay que aprovechar, alienta, esta oportunidad que la crisis pone "dramáticamente" sobre la mesa para llevar a cabo "una regeneración del tejido social", para crear "un nuevo modelo de sociedad" más igualitaria, unida, menos frívola y con un pensamiento "recio".

La necesidad de "un humanismo para el siglo XXI" late, señala García de Cortázar, en su obra y sus aportaciones en la prensa, así como en "Pequeña historia de los exploradores", pues introduce a los lectores, especialmente a los niños, en la "gran aventura de la historia humana", que es, subraya, "como debe contarse la historia".

Y como "la historia nace de la literatura", según García de Cortázar", "trufa" sus libros del arte literario para que sus relatos lleguen por igual "a los de 9 o a los de 99 años", y tiene a Charles Dickens y Antoine de Saint-Exupéry como modelos y maestros.

Sus obras rezuman igualmente "humor", que es una, subraya, de las grandes aportaciones del humanismo de raíz cristiana que vertebra toda la cultura europea desde el Renacimiento, y cita, entre las fuentes literarias de las que ha bebido, "Gargantúa y Pantagruel", "El Quijote" o "El lazarillo de Tormes".

Su deseo, con "Pequeña historia de los exploradores" y con la anterior "Pequeña historia el mundo", ambas ilustradas por Julius, es que los niños se eduquen en "el sentido del humor creativo" para enfrentarse a la realidad, a sus paradojas y antagonismos.

Con estos libros trata, igualmente, de exponer la historia con claridad, de sacar lecciones de la misma, pero "sin ñoñez, moralina ni pedagogías baratas", así como de fomentar la curiosidad.

De insuflar atracción por unos exploradores que "gracias a su empuje, su valentía y curiosidad abrieron camino" al resto de la Humanidad, y que pueden convertirse en modelos para los lectores.

Personas de diferentes nacionalidades o profesiones, pues son "peregrinos, científicos, soldados o marinos; personajes a menudo heroicos, a veces trágicos, que con una voluntad y con una determinación que puede parecer sobrehumana abrieron rutas oceánicas, descubrieron continentes, cartografiaron montañas o desiertos", comenta.

Que, en definitiva, fueron rellenando con "valor" y "fortaleza" vacíos en los mapas y ampliando conocimientos.

Un recorrido por vidas apasionantes que el lector efectúa junto a Sergio, el niño protagonista, quien recibe la visita de Julio Verne para anunciarle que sucesivamente irán a verle a su habitación siete embajadores: Ptolomeo, Marco Polo, Juan II de Portugal, Bernal Díaz del Castillo, James Cook, Wilfrend Thesiger y Ernest Shackleton. Ellos, a su vez, les hablarán de otros exploradores.

Y como la preocupación de García de Cortázar no solo es ampliar la cultura de los jóvenes lectores sino también su vocabulario, añade en su libro el "rincón de las palabras", tras detectar en su labor como docente la "pobreza léxica" de las nuevas generaciones.

Aunque repleto de seres memorables, el historiador bilbaíno dedica su última obra al misionero, teólogo, músico y humanista Albert Scheweitzer, una de las personas "más apasionantes" que ha estudiado en su vida. Pocas veces el Premio Nobel de la Paz (1952) ha sido más merecido, asegura rotundo.

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