Goles a ritmo de Calamaro

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 24 may.- "Goles son amores, y no buenas razones" para perderse a Andrés Calamaro, habrán pensado unas 2.000 personas que, con un ojo en el escenario y otro en sus móviles, pendientes de la final de la Liga de Campeones de fútbol, han disfrutado de un concierto de altura, sobre todo en su último tramo.

"Sabíamos que esta fecha era delicada", ha reconocido el ídolo argentino, "por lo que decidimos dar el mejor concierto posible para el mejor público", ha añadido en medio del júbilo de sus seguidores, quienes, quizá perdidos en el doble contexto de la noche, no han dejado de corear su nombre como si de Cristiano Ronaldo o Thiago Mota se tratara.

Al principio de la velada, las cosas pintaban de otra manera. Hacía cuatro años que Calamaro no pisaba Madrid y, con motivo de la edición de su disco "Bohemio" (2013), las entradas de sus dos conciertos aquí estaban agotadas desde hacía meses, antes de saberse que coincidiría con un partido histórico que iba a polarizar la ciudad, enfrentando a sus dos equipos por una Copa de Europa.

Los promotores, que no las tenían todas consigo, incluso atrasaron la hora de comienzo, para evitar una total coincidencia. Antes del inicio, ya se había disputado la primera parte. El Atlético de Madrid se adelantaba por un gol y ni en las calles ni en La Riviera, sede del concierto, se movía un alma.

Calamaro, eléctrico más que bohemio, se arrancaba puntual a las diez de la noche con "Output-input" y la sala aún a medio llenar. Para cuando el músico acometió el segundo tema, "A los ojos", de sus tiempos en Los Rodríguez para regocijo de la parroquia, el panorama ya era otro.

Con "Te quiero igual", una emocionante "Crímenes perfectos" y "Te quiero igual", el público era tan suyo como del partido. "¡Andres!, ¡Andrés", gritaban.

A la altura de "Tres Marías", parte de ellos comienzan a pitar. ¿Acaso no les gusta? Un vistazo al móvil basta para comprobar que Sergio Ramos ha empatado en tiempo de descuento.

En esa disputa por el interés, "Andrelo" tiene clara la estrategia: "Trato de ponerme en el lugar del público y elegimos un repertorio para que guste, para que la gente lo reconozca y para que lo cante", señaló en una reciente entrevista con Efe.

Dicho y hecho, el argentino, un pelín pasado de peso, pero no por ello fuera de forma, combina unos cuantos toques bien escogidos de su último disco ("Cuando no estás", "Bohemio", "Rehenes, "Nacimos para correr" y "Plástico fino") con los "galácticos" de su repertorio, como "Loco" y su reconocible punto funky.

Lo único que al respetable no parece encajarle es esa jam session instrumental que la banda se marca a mitad de concierto, deteniendo completamente la euforia y obligando después a recuperar el tiempo perdido. Pero es que Calamaro no sería Calamaro si no se pasara algún convencionalismo por la Puerta de Alcalá.

Poco después, llega el segundo gol del Real Madrid. En la banda sonora que han escogido dos millares de personas para este encuentro, suena "Plástico fino", uno de los temas nuevos, que no remueve los ánimos. Eso está a punto de cambiar.

Calamaro sintoniza "El canal 69" y, como dice la canción, algo "se mueve, se mueve". Las cabezas vuelven a botar, las manos acompañan los golpes de batería y el cantante se marca un directo guitarrero de "El salmón" que los electriza a todos, para llegar al unísono el verso del clímax: "¡Dame un poco de tu amor!".

Fin del partido (el de Lisboa, aquí aún queda lana que cortar). "Enhorabuena a los campeones de Europa", interrumpe entonces, y exhibe una camiseta del equipo perdedor, el Atleti, "que es lo más cerca que uno se puede sentir de ser argentino en Madrid", sentencia.

Calamaro ya es uno con su audiencia. En "Estadio Azteca", los "uoooh" cobran visos épicos. Entonces se deshace de las gafas de sol tras las que llevaba parapetado toda la noche y le dedica a los congregados uno de sus habituales saludos toreros.

Las ovaciones ya no pararán, ni al sonar "Sin documentos", otra mítica de Los Rodríguez que parece injertada en la sintonía de los callejones y "baretos" de la capital española, ni con "La flaca", que arranca con "Volver", de Carlos Gardel, ni con una abismal "Paloma".

En la prórroga, se marca otro gol de oro, "Alta suciedad" electrificada con distorsiones y alaridos guitarreros, y le quedan minutos aún para "Los chicos".

El enemigo era grande, pero de esta noche Calamaro también se va como un campeón de Madrid.

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