Gorritiberea estrena "Arriya", un poema cinematográfico muy vasco y sugerente

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 24 ago.- El cineasta vasco Alberto Gorritiberea reclama con su drama rural "Arriya" (La piedra) el derecho de los realizadores a llegar al espectador a través de la poesía audiovisual. "'Arriya' -explica el director -tiene la capacidad de sugerir, en un momento crítico para la sugerencia cinematográfica".

"Creo que a veces obviamos las libertades sugerentes del cine, pero, con un trabajo arduo, podemos llegar al espectador", ha manifestado Gorritiberea, convencido de que "Arriya" puede ser "entretenida para un público muy general y, a la vez, capaz de sugerir para quien quiera disfrutar de otra cosa, de poesía audiovisual".

En una rueda de prensa celebrada en Madrid en la que estuvieron también los protagonistas de la película, el director, autor de un solo documental, "Flysh, el susurro de las rocas", curiosamente también sobre piedras, ha comentado que se ve "muy distante" del cine que actualmente hacen otros directores vascos.

Producida por Alokatu con la participación de ETB, "Arriya", que se estrena el próximo viernes en cines de toda España, cuenta una historia que trasciende lo vasco.

Amor, odio, tradiciones, rencor, familia, un río, un molino y naturaleza a raudales se mezclan en un drama rural en el que sus personajes habitan un pueblo del País Vasco sin identificar -aunque se reconoce la plaza de Zestoa, "toda piedra", precisa el director-, en un momento atemporal de mediados del siglo XX.

Tres jóvenes pertenecientes a familias enfrentadas viven inmersos en la cultura y las tradiciones vascas, incapaces de cambiar la inercia, hasta que la presión puede con ellos.

Peru (Iban Gárate) y María (Begoña Maestre) son novios y se aman desde niños; sus hermanos mayores son amigos, pero sus padres se guardan un gran rencor.

Jone (Sara Casasnovas), la preciosa hija del terrateniente, que también ama a Peru, vuelve al pueblo tras estudiar en París para conseguir un objetivo: casarse con él.

"La película cuenta el conflicto del individuo con el colectivo, ese es el peso que tiene Peru, su compromiso con la tradición, que le impide tomar sus propias decisiones y que al final le aboca a hacer lo que debe, lo que quieren los demás", explica Gárate.

"Pero no tomar decisiones, no hacer, se acaba pagando con el tiempo", apunta el director, que ha elegido un peculiar modo de contar el paso del tiempo.

La trama se mueve en torno a la apuesta que enfrentará a estas familias en un concurso de arrastre de piedras, un deporte vasco muy arraigado en la cultura euskaldún, que en la película no acaba nunca de llegar a ejecutarse.

"No es lo que importa -explica Gorritiberea-, realmente es una argucia del guión para destrozar la trama y que sostenga la acción".

Y si la piedra de Peru es la fuerza de la tradición, la de María es Peru, explica la actriz bilbaína, a quien a nivel personal el papel le ha servido para "mirar dentro de mí -reconoce- y ver cuántos nudos tenía", y quitarse su propia mochila, cargada con sus "piedras".

Metáforas con las que se expresan actor y directores, pero la piedra que arrastran mula y caballo es tan real como que la sacaron del Camino de Santiago gracias al padre del director, que sabía de la existencia de este trozo de roca extraído del mar, en Zumaia, el pueblo de Gorritiberea.

Gárate también ha indicado que, mientras María y Jone son la acción, Peru no actúa, se deja llevar, y eso ha sido precisamente lo que más le ha costado del personaje.

El actor azkoitiarra confiesa que tenía "cierta incertidumbre sobre cómo se vería fuera de Euskadi una película cuyo tema es universal pero tiene unos tintes localistas que la salpican".

"Existe una escala de grises en la que hay que aprender a moverse, y la tradición es buena, pero es peligrosa cuando se empantana", ha resumido Gorritiberea.

Rodada en euskera, castellano y francés, ha participado en los festivales de Karlovy Vary, República Checa, y de cine de Málaga, donde se llevó cinco premios.

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