Hastings cree que Europa puede estar convirtiéndose en un "imperio alemán"

  • Fernando Prieto Arellano.

Fernando Prieto Arellano.

Madrid, 11 dic.- El periodista e historiador británico Max Hastings ha reflexionado sobre el papel que Alemania desempeña hoy en Europa y la desigualdad que se observa entre la potencia alemana frente al resto del continente, que, en su opinión, quizá solo puede organizarse a sí mismo "convirtiéndose en un imperio alemán".

En entrevista con Efe, Hastings, cuyo libro "1914. El año de la catástrofe" (Crítica) se publica estos días en España, señala que "aunque hoy Alemania es una democracia admirable, sin ningún tipo de intención agresiva, también nos estamos enfrentando al mismo problema al que se enfrentó la generación de 1914: ¿cómo tratamos con un Estado europeo, que es tremendamente más rico y poderoso que cualquier otro?".

Y a esa pregunta, Hastings responde de manera contundente: "No tenemos ninguna respuesta mejor hoy en día que la que se tuvo hace cien años, o incluso en 1939", en vísperas de la II Guerra Mundial.

"Admiro mucho la capacidad de (la canciller alemana) Angela Merkel, y no quiero comparar en absoluto esta Alemania de ahora, con la Alemania nazi, por ejemplo, pero es que no podemos encontrar un modo de que Europa se organice a sí misma si no es convirtiéndose en un 'imperio alemán'. Y esto lo dijo con gran admiración hacia Alemania", recalcó Hastings, uno de los mayores expertos mundiales en historia militar.

En su última obra, Hastings hace un minucioso análisis de cómo se vivió el primer año de la que algunos llamaron "la guerra que acabaría con todas las demás guerras" sin darse cuenta de que, precisamente esta contienda, acabaría sentando las bases de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuyo poder destructivo y aniquilador fue todavía mucho mayor.

El historiador británico, autor de libros como "Armagedón. La derrota de Alemania, 1944-1945"; "Némesis. La derrota del Japón, 1944-1945"; "La guerra de Churchill" y "Se desataron todos los infiernos", señala que, obviamente, en la Alemania de hoy "no hay maldad en su comportamiento", a diferencia de la visión "maligna" que tenían el káiser Guillermo II (1888-1918) y sus generales, o la misma que veinte años después mostraría Adolf Hitler.

"En mi opinión -señala Hastings-, los alemanes están tan confusos como el que más sobre el modo de resolver la actual crisis de Europa. A nosotros, los británicos, también nos sucede algo parecido."

"La gran pregunta para Europa, y para el futuro de Europa -indicó-, es: ¿podemos obtener una fórmula con la que no seamos simplemente parte de ese 'imperio alemán'? A mi juicio, ninguno de nosotros tiene por el momento una idea coherente acerca de cómo afrontar este asunto".

"Nadie sabe, ni siquiera Alemania, qué tipo de Europa va a surgir de esta crisis. Sigue habiendo muchos asuntos que son muy frágiles", pero en todo caso, "tenemos la impresión de que Alemania sigue avanzando hacia la unificación política europea", en tanto que "los gobiernos actuales europeos se encuentran en una fase de negación de la realidad", manifestó Hastings.

Hastings, asimismo, analiza la mentalidad "arcaica" de aquellos dirigentes que tuvieron que enfrentarse a cuatro años de guerra, y hace extensivo ese concepto no solo al káiser Guillermo II, al emperador Francisco José de Austria-Hungría (1848-1916) o al zar Nicolás II de Rusia (1894-1917), sino también a los políticos de las democracias aliadas, como Gran Bretaña y Francia.

El historiador trata de ser comprensivo sobre todo con estos últimos, de quienes dice que "nacieron y vivieron buena parte de su vida en la era victoriana, una época de caballos y carruajes"; ya en su madurez se encontraron con la invención de la luz eléctrica, un cambio demasiado profundo como para asimilarlo sin traumas.

En este sentido, Hastings glosa una cita de las memorias de Winston Churchill (primer Lord del Almirantazgo y ministro de la Guerra durante la I Guerra Mundial y primer ministro del Reino Unido en la Segunda), quien escribió: "Todo lo que era imposible cuando yo era niño se ha hecho realidad y todo lo que era firme y seguro se ha venido abajo."

"Quizá somos duros juzgando a aquellos que tomaron decisiones, algunas de ellas erróneas, que costaron millones de vidas pero no debemos olvidar lo terriblemente difíciles que fueron las circunstancias que les tocaron vivir", subrayó Hastings.

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