Así, tras las solicitudes e informes enviados por parte del consistorio frexnense, en octubre del año 2014, y vista la propuesta favorable del 3 de agosto del Director General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, Francisco Pérez Urban, se han comenzado dichos trámites para que este evento sea fiesta de bien de interés cultural, de carácter inmaterial.
Este ritual, que tiene lugar entre el 30 de agosto y el 8 de septiembre, está "muy interiorizado e indisolublemente" unido a la identidad de los frexnenses, según recoge la resolución publicada por la Secretaría General de Cultura de la Junta en el Diario Oficial de Extremadura.
La Hermandad de la Virgen de la Salud se encarga de la organización y los preparativos, velando a su vez por el mantenimiento de una tradición cuyos orígenes datan de 1757, donde se localizaron documentos escritos que nos hablaban de esta fiesta.
No se trata de una fiesta "singular", sino "representativa" en la que la comunidad se manifiesta "constrastivamente", construyendo un "nosotros" actualizado "intergeneracionalmente" por la propia dinámica cultural.
A esta actualización ha contribuido la presencia infantil y el "protagonismo" de los más jóvenes, puesto que la fiesta es parte de la comunidad, pero también de la vida de los individuos.
El punto de partida de la fiesta lo marca un tamborilero que, en la mañana del 30 de agosto, acompañado de la chiquillería realiza un pasacalle que se repite por la tarde, tocando en la casa de cada uno de los hermanos.
Entre el 30 de agosto y el 7 de septiembre se desarrolla el novenario, que finaliza con un rosario que tenía la finalidad de visitar a los hermanos enfermos que, por una u otra razón, no podían asistir a los actos religiosos.
ACTIVIDADES DE LA FIESTA
El día 7 de septiembre, se celebra en la Plaza de Santa Catalina una subasta en las puertas del templo, cuyos beneficios, junto a las cuotas, serán los recursos económicos con los que la Hermandad sufragará su existencia.
Por otro lado, el 8 de septiembre, en torno a las 06,00 horas se celebra la Alborada, una de las partes más "motivas" de la fiesta, que consiste en ir a recoger a sus casas a los lanzadores, a cuya comitiva se van sumando "silenciosamente" algunos hermanos.
Posteriormente, se realiza la Misa del Alba, tras ella se inicia un "maratoniano" peregrinaje por "todo" el pueblo que termina en torno a las 16,00 horas.
Por último, los lanzadores llegan a la Plaza de la Constitución y realizan la danza debajo de los soportales y, en especial, en algunos bares previamente abarrotados de público, es uno de los momentos de mayor esplendor.
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