James Castle. Una exposición sin cartelas

  • Analfabeto y sordomudo desde el nacimiento, James Catle pasó toda su vida creando y almacenando obras de arte que se mantuvieron al margen del gran circuito artístico hasta mucho tiempo después de su muerte en 1977. Ahora el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía expone alrededor de quinientos de sus trabajos.

Cada vez que visitamos un museo o una exposición en una galería nuestro tiempo se divide entre mirar la obra de arte y leer la información que a ella se refiere en la relativa cartela. Nuestros ojos van de una a otra y en este deporte frenético muchas veces olvidamos lo más importante: disfrutar del arte. No pasa todos los días de poder disfrutar del arte sin distracciones y explicaciones. No se trata de subestimar el trabajo de los críticos, de los comisarios, de los organizadores, pero cuando algo pasa tan poco a menudo y cuando pasa es en uno de los museos más importantes del mundo es para celebrarlo.

'Mostrar y Almacenar' es el título de la exposición que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía dedica a partir de hoy y hasta el 5 de septiembre a James Castle, un artista estadounidense nacido en 1899 en un pueblo de Idaho que dedicó casi toda su vida a crear y almacenar en pequeños fardos unas pequeñas y delicadas obras que llegaron al gran circuito del arte sólo a finales de la década de los noventa, veinte años después de su muerte en 1977.

Un quebradero de cabeza

Sordomudo desde el nacimiento y analfabeto, Castle no dejó nada más que su obra, por eso la comisaria de la muestra Lynne Cooke afirmó ayer en la rueda de prensa de presentación de la exposición que se trata del sueño de cualquier comisario y a la vez de un verdadero quebradero de cabeza. Ha sido difícil orientarse en un cuerpo ingente de obras, sin fechas, sin títulos, lidiando con muchas incógnitas sobre la manera de trabajar de Castle y sobre los estilos y las técnicas que utilizó en un determinado momento de su producción.

La estructura de la muestra, explica Lynne Cooke, sigue el principio que Castle mismo seguía: el de crear, mostrar y almacenar. O almacenar y mostrar. Algunas obras están agrupadas en una vitrina, otras enmarcadas. Sabemos que Castle mostraba sus dibujos a los familiares y organizaba exposiciones improvisadas en el granero de la granja donde vivía.

Sus dibujos retraen sin parar graneros y calles desiertas de pequeños pueblos de la provincia norteamericana, algunos guardan sus ejercicios casi de escritura, copiando caracteres que él no sabía leer y que sin embargo el visitador puede leer.

La parte quizás más original de la obra expuesta es la que Castle no solía enseñar: libros hechos a mano y construcciones que hacía utilizando cartones y papel reciclado (en el sentido más neutral de la palabra, ver en la obra de Castle un cualesquiera mensaje ambientalista sería forzar su interpretación): trajes, abrigos, aves salvajes y domésticas, jarras, cuencos.

Sin cartelas

La dificultad de organizar la obra de James Castle y la consecuente necesidad de respetar su eterna fluctuación en un espacio artístico ajeno al mundo del arte da como resultado que la exposición2013 con la única excepción de la vitrina en la que se exponen las cajas y los fardos que el mismo Castle realizaba para almacenar y guardar su obra 2013 prescinde totalmente de las cartelas informativas. De esta manera, a lo largo de todo el recorrido de la muestra, el espectador puede vivir una experiencia singular, muy cercana al ideal del arte por el arte: disfrutar de las obras de arte sin tener y poder leer lo que significan.

Alessia Cisternino
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