Jamie Cullum engancha a los fieles vallisoletanos con su jazz fresco y audaz

  • Valladolid.- El cantante y pianista inglés Jamie Cullum enganchó al público de Valladolid con su jazz repleto de frescor y carente de cualquier atisbo de timidez, pues se adueño del escenario con una inusual y huracanada soltura.

Jamie Cullum engancha a los fieles vallisoletanos con su jazz fresco y audaz
Jamie Cullum engancha a los fieles vallisoletanos con su jazz fresco y audaz

Valladolid.- El cantante y pianista inglés Jamie Cullum enganchó al público de Valladolid con su jazz repleto de frescor y carente de cualquier atisbo de timidez, pues se adueño del escenario con una inusual y huracanada soltura.

Un "entertainer" en toda regla que bebe de la obra de grandes artistas del género jazz, como Thelonious Monk, Nat King Cole, Herbie Hancock y Harry Connick Jr. No en vano, aporta modernidad al género sin olvidarse de acometer una evolución gallarda patente en cada uno de sus trabajos.

Y es que se nota que su esencia musical no se estanca en el jazz sino que va más allá. Se nutre del trip-hop, el pop y la música negra, todo ello aderezado con una puesta en escena original y que, en el pabellón Huerta del Rey de Valladolid fue puntual, iniciándose con una de sus canciones más conocidas, "Photograph", y con una acústica excepcional.

Con una elegante chaqueta negra pero sin desprenderse de su aire juvenil, cuasi adolescente, Jamie Cullum, se sentó en su piano e hizo gala de su virtuosismo y entrega sobre el escenario. La recompensa de las poco más de mil personas que medio ocuparon el recinto no se hizo esperar.

Se despojó de la americana. Había creado mucho calor y tenía ganas de dar un espectáculo sin parangón pues se llegó a subir al piano y saltar desde el mismo con "Im all over it". Un despliegue inverosímil para una canción más movida que fue el preludio de "Just one of those things", con la que exhibió la rotundidad de su voz. Y eso que se permitió soltar alguna carcajada entre palabra y palabra.

Se quitó la corbata y se sacó la camisa. Estaba más que cómodo y se deshacía en aplausos a su saxofonista, que con su maestría robó durante unos instantes el protagonismo a Cullum, empeñado en dar un maravilloso recital al piano. Veinte minutos arrolladores que culminó con algunas palabras en castellano y algún chiste sobre lo mucho que le cuesta pronunciar "Valladolid".

También cantó al cumpleaños feliz a su guitarra y se marcó un verdadero monólogo antes de volverse más melancólico con "All at sea", haciendo enmudecer al público y generando una atmósfera embriagadora e incesante que prolongó con "If I ruled the world". la cual concluyó quitándose la camisa. Sólo le quedaban los pantalones y una camiseta.

Prosiguió con "Twentysomething", uno de sus primeros éxitos. Un canto a la juventud más vigorosa de la que no se quiere desprender, pese que supera la treintena. Tema con el que lució su lado mas canalla para recorrerse el escenario e incluso animarse a ayudar a su batería en el compás.

Una vez finalizada, contó una anécdota de un concierto en el que no salió muy bien parado cuando intentó saltar su piano. También narró la historia de cuando tiró un café en el ordenador de la artista de las Bahamas Rihanna, de cuyo tema "Dont stop the music" efectuó una soberbia versión.

A ésta la siguieron "Mind trick", la romántica "What a difference a day made", con la que regresó a su vertiente más íntima y profunda, la cual explotó con tantas otras como "High and dry", antes de echar el cierre a una velada sublime, con las delirantes "Wheels" y "These are the days", que Cullum repetirá mañana en San Sebastián.

Antonio Aragón

Mostrar comentarios