La Academia del Cine premia a cinco "ilustres desconocidos" del cine español

  • El atrezista Paco Calonge, el director de orquesta Claudio Ianni, director del laboratorio Image Film Ramón Martos, el eléctrico y maquinista Carlos Miguel, y el constructor de decorados Ramón Moya, cinco "ilustres desconocidos" del cine español han recibido hoy el homenaje de sus compañeros de la Academia.

Madrid, 20 nov.- El atrezista Paco Calonge, el director de orquesta Claudio Ianni, director del laboratorio Image Film Ramón Martos, el eléctrico y maquinista Carlos Miguel, y el constructor de decorados Ramón Moya, cinco "ilustres desconocidos" del cine español han recibido hoy el homenaje de sus compañeros de la Academia.

Por tercer año consecutivo, la Academia del Cine reconoce de este modo la trayectoria de una serie de profesionales que llevan años desempeñando una labor en la industria del cine sin que necesariamente tengan que estar situados en la "primera fila" del espectáculo.

Calonge, atrezista que llegó a Madrid en 1984 desde su ciudad natal de Campo de Criptana (Ciudad Real) ha trabajado en más de 110 producciones, con directores como Agustín Díaz-Yanes, Vicente Aranda o Álex de la Iglesia.

Es un profesional que se queja de la escasa valoración a su trabajo en España, mientras "ingleses y americanos -dice- tienen allí mucha fuerza. (...) El concepto es diferente, el atrezo es un bazar, se juega con muchos elementos por si el director pide otra cosa".

El director de orquesta y orquestador argentino Claudio Ianni, (Rosario, 1965), llegó al mundo del celuloide por casualidad, cuando aceptó ayudar a un antiguo compañero en un trabajo que estaba realizando: era la película "Los otros", de Alejandro Amenábar, y el amigo era el compositor Lucio Godoy.

Ianni, que ha trabajado en 50 largometrajes, se define como uno más de los "muchos desconocidos reincidentes de los créditos finales".

Homenaje también para Ramón Martos, director del laboratorio Image Film, un profesional que revolucionó el mundo de los laboratorios cinematográficos a finales de los noventa cuando abrió el laboratorio y aporto la sabiduría adquirida en Fotofilm, donde empezó como aprendiz de etalonador y le entró "el veneno" del cine.

Martos (Jaén, 1949) pasó por todos los departamentos y fue pionero en la introducción de tecnologías videográficas en la actividad del laboratorio y también precursor en el procesado digital de las películas.

"Siempre procuré estar al tanto, equiparme con la última tecnología para atender las necesidades de nuestros clientes", entre los que recuerda especialmente "La corrupción", de Chris Miller, la primera que hizo, "con Marisol y en Scope" algo que "en los setenta no se hacía".

Carlos Miguel, eléctrico y maquinista madrileño de 61 años, comenzó en el cine de la mano de Paco Martínez Soria y desde entonces ha participado en más de 130 historias.

Desde "¡Se armó el Belén!", de José Luis Sáenz de Heredia y "Las brujas de Zugarramurdi", de Álex de la Iglesia o "Los amantes pasajeros", de Pedro Almodóvar, ambas por estrenar, Miguel lleva 45 años compaginando sus dos oficios: eléctrico y maquinista.

"Es bueno que se acuerden de otras profesiones que no suelen aparecer tanto", apunta el homenajeado, compañero de parte del recorrido cinematográfico de Pedro Almodóvar que deja el testigo a su hijo Roberto Miguel, con el que trabaja actualmente en lo último de Álex de la Iglesia.

La Academia reconoce, asimismo, la labor de Ramón Moya, constructor de decorados tan complicados como "El laberinto del fauno", "Astérix en los Juegos Olímpicos", "El abuelo", "Los otros" o "Gladiator".

A sus 73 años, el famoso constructor de decorados sigue al pie del cañón. "Puedes decir que tengo la última palabra", señala con simpatía.

"He peleado mucho", destaca este carpintero, que ha trabajado siempre en grandes películas y con grandes directores, como José Luis Garci, Steven Spielberg o Guillermo Del Toro, aunque destaca a Mario Camus, "por su amabilidad y respeto".

Este artista técnico del cine, que acaba de construir una silla de cinco metros para "Las brujas de Zugarramurdi", afirma que su empresa especializada en atrezo, escenografía y construcción de todo tipo de decorados, "ha creado escuela", algo de lo que está "muy orgulloso".

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