La Lonja se libra de goteras y luce nueva cara tras pasar por barro y bisturí

  • Palma.- La restauración de la Lonja de Palma está a punto de concluir después de dos años de trabajos para solucionar las humedades que padecía el edificio y de rehabilitar sus paredes con técnicas de limpieza que han abarcado desde la aplicación de "mascarillas" de barro al uso del bisturí.

La Lonja se libra de goteras y luce nueva cara tras pasar por barro y bisturí
La Lonja se libra de goteras y luce nueva cara tras pasar por barro y bisturí

Palma.- La restauración de la Lonja de Palma está a punto de concluir después de dos años de trabajos para solucionar las humedades que padecía el edificio y de rehabilitar sus paredes con técnicas de limpieza que han abarcado desde la aplicación de "mascarillas" de barro al uso del bisturí.

El emblemático edificio del arquitecto Guillem Sagrera, obra cumbre del gótico civil del Mediterráneo, presentaba graves deficiencias por humedades en la cubierta y sus paramentos estaban muy afectados por la polución y las inclemencias del tiempo, así como por anteriores restauraciones, según relata el responsable de la obra, Pere Rabassa, en una entrevista concedida a Efe.

El cambio más significativo que se ha acometido ha sido la modificación de la cubierta del edificio, que ha recuperado la idea original de Sagrera de una azotea semiplana, suprimiendo el tejado a cuatro aguas, con la intención de "resolver, si es posible de una vez por todas, los problemas de humedades históricos de la Lonja", explica Rabassa.

Según relata el jefe de obra del proyecto de restauración, Sagrera acabó el edificio con una cubierta similar a la que se ha realizado ahora, que conducía el agua de lluvia hacia las gárgolas, con la intención de rematarla después con otro tejado superior, de forma que crease una galería de ventanas.

Su enfrentamiento con los mercaderes que habían encargado la Lonja, por diferencias sobre el coste del proyecto, lo hizo imposible y Sagrera dio por terminado el inmueble solo con la primera cubierta y colocó almenas como remate sobre los ventanales donde debía apoyarse la segunda.

Rabassa subraya que a principios del siglo XVIII se puso una cubierta de teja, encima del ondulante tejado de Sagrera, para resolver los problemas de humedades que ya entonces tenía el edificio, pero "esta cubierta no permitía comprender el edificio adecuadamente".

Así que se ha aprovechado la ocasión "para recuperar la cubierta semiplana, con pendientes propias de evacuación de aguas que hizo Sagrera, dotándola de una impermeabilización adecuada con los medios actuales así como de la colocación de un embaldosado cerámico que permite su tránsito y su visita".

El resultado es una terraza superior que parece azotada por el oleaje. "El cambio en la cubierta es importantísimo", concluye Rabassa paseando sobre las nuevas baldosas.

Otra faceta esencial del proyecto que ahora termina, financiado a cargo del 1% cultural, ha sido la limpieza, para la que se ha recurrido a técnicas que mantuvieran la calidad de la piedra de Santanyí utilizada en los paramentos, "que se ha comportado magníficamente", y de Solleric, más blanquecina, con la que se erigieron las bóvedas.

Para salvar la piedra, que estaba cubierta de una capa de suciedad que no le permitía "respirar" y podía acabar convirtiéndola en arena, y además dar un nuevo lustro a paramentos, muros, molduras, esculturas, columnas y pavimento, se ha recurrido desde el simple cepillado al bisturí.

"Se ha utilizado sepiolita que son unos apósitos de barro que permiten eliminar la suciedad incrustada en los poros sin modificar la estructura de la piedra, hasta el chorro de silicato de aluminio en costras de polución, o espátulas y bisturí en los sitios menos accesibles donde también era necesario eliminar suciedad contraproducente para el edificio", detalla Rabassa.

Aún queda pendiente la dotación de la infraestructura de instalaciones adecuada. La restauración ha permitido acceder a la escalera Mallorca, pieza helicoidal emblemática de Sagrera, que está dentro de una de las cuatro torres y que se había clausurado para utilizarse como "conducto" para la electricidad, ya que la acometida de luz llegaba al edificio a través de una ventana situada en ella.

Ahora se empotrará la instalación eléctrica, así como la dotación de megafonía que pueda ser necesaria para posibilitar los usos del edificio, desde la visita y valoración del monumento a la realización de eventos y exposiciones.

Para más adelante, la Conselleria de Educación y Cultura está elaborando otro proyecto para restaurar de forma específica las piezas escultóricas de la Lonja y recuperarlas para que estén a la altura del renovado edificio.

Pero por el momento, esta semana se terminan de retirar los andamios, y la Lonja vuelve a lucir como nueva.

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