La Mongolia devastada del chino Liang estremece el festival de cine de Venecia

  • El realizador chino Zhao Liang viaja con la cámara a cuestas a través de las inmensas praderas de Mongolia para denunciar con sólo imágenes la devastación provocada por el desarrollo del planeta en el documental Behemoth, un periplo poético y dantesco que estremeció este viernes el festival de cine de Venecia.

"Y Dios creó la bestia Behemonth el quinto día. Era el mayor monstruo sobre la tierra", advierte fuera de campo el autor, quien se inspira en Dante y la Divina Comedia para describir el Purgatorio, el Infierno y el Paraíso que simbolizan los estados en que se encuentra la Tierra debido a su desarrollo insensato.

La transformación de bellas mesetas y campos en tierras áridas cubiertas de polvo y cenizas provenientes de la explotación de las minas de carbón, el ruido infernal en las minería, el calor abrasador de las acerías, el silencio de ciudades fantasma, resultan un manifiesto ecológico y a la vez poético.

"Como Dante logró crear una obra que combina infierno y paraíso, logrando un conjunto y un contraste, lo mismo quise hacer yo. Me inspiré en una obra de hace 800 años para explicar lo que quería transmitir", explicó Liang, de 44 años, en una entrevista a la AFP.

Autor de numerosos documentales sobre el rostro oscuro de China, desde la kafkiana burocracia hasta la injusta discriminación contra los enfermos de Sida, Liang ofrece esta vez con imágenes reales una obra artística, con una fotografía espectacular, que resulta también una denuncia abrumadora de la destrucción del planeta por parte del hombre y de su idea de desarrollo económico.

Dividido en tres partes, como la Divina Comedia, Liang emplea el rojo para entrar en el infierno de las acerías, con obreros que trabajan a altas temperaturas sin protección alguna, el gris para las cenizas de las minas de carbón que cubren bellas llanuras y generan enfermedades a los pulmones y el azul del cielo para el paraíso de Ordos, una gigantesca y surreal ciudad completamemte deshabitada.

"Me inspiré en Dante porque la visión asiática del infierno es muy diferente a la del poeta italiano", confesó.

Rodado todo en Mongolia, con un equipo de sólo cuatro personas, coproducido por ARTE Francia, Liang trabajó en condiciones muy difíciles, y sin autorización.

"La mayor dificultad que tuve para filmar fue dentro de las minas porque los dueños no querían dejarnos entrar. Rodamos sin que nos vieran, escondidos", contó.

"En algunas ocasiones quería realizar tomas muy precisas. Tuve que escalar montañas sin que me vieran para lograr lo que quería, con la cámara casi escondida. Algunas veces tuve que trabajar muy rápidamente", reconoció.

"Los propietarios de las minas son conscientes de que están destruyendo el territorio y por ello no permiten entrar", asegura el realizador, cuyo documental deberá someterse al llamado "control" o censura de las autoridades chinas.

"No creo que me impidan regresar, China no es Irán. No se llega a esos niveles, se trata de una obra de arte", recalcó el cineasta.

"Yo lo que quise es denunciar una situación global. Porque lo mismo ocurre en Estados Unidos, en Canadá. Mongolia es sólo un ejemplo entre tantos. Porque el problema es de la humanidad, estamos destruyendo nuestro medio ambiente", afirma el director, autor entre otros del premiado Crimen y castigo en el Festival de Tres Continentes (2007) y Petición, proyectado en el festival de Cannes (Francia) en 2009.

"Me gustaría obtener un premio por supuesto, pero hay muchas obras bellas y el nivel es muy alto. No tengo expectativas particulares", confesó el cineasta.

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