Sara Rojas
Roma, 4 nov.- La película hispanoargentina "Un cuento chino", dirigida por Sebastián Borensztein y protagonizada por Ricardo Darín, se impuso hoy en el VI Festival Internacional de Cine de Roma, al llevarse el máximo galardón, ya no solo del jurado, sino también del público.
La comedia fue galardonada en el joven certamen cinematográfico italiano con el Premio Marco Aurelio del Jurado y también con el Premio del Público a la Mejor Película, dando muestras de que ha sido capaz de poner de acuerdo a profesionales y espectadores, algo que no siempre ocurre.
La cinta era la única producción de España y Latinoamérica en la sección oficial y una de las cinco películas en español que se proyectaban en este certamen, en el que uno de los filmes que había sonado con más fuerza para los galardones, el australiano "The Eye of the Storm", se llevó solo el Premio Especial del Jurado.
"Un cuento chino", que se ha convertido en uno de los estrenos más vistos en Argentina en lo que va de año, se adentra en la vida de Roberto (Darín), un hombre gruñón, aburrido y maniático que gasta sus días en una ferretería de Buenos Aires contando los tornillos que hay en cada caja nueva que recibe de sus proveedores, hasta que la vida le cambia al conocer a un chino.
El director de la película, que no acudió a la capital italiana el pasado martes para presentar el filme, subió este viernes dos veces al escenario del Auditorio Parque de la Música romano, desde el que agradeció al jurado y al público los dos galardones.
"Este premio no es solo para mí, porque yo únicamente soy la cabeza de un gran equipo que ha trabajado con pasión y con sangre para hacer posible esta película", afirmó Borensztein entre aplausos, en un italiano que definió como "limitadísimo".
El director se mostró especialmente agradecido con la labor interpretativa de los dos grandes protagonistas del filme, Ricardo Darín, al que describió como "un gran actor", y el chino Huang Sheng Huang.
Borensztein se mostró "muy sorprendido" por ambos premios y dijo que el otorgado por el público del Festival significa mucho para él, porque "quiere decir que hemos llegado al corazón del público de Roma".
A pesar de que se había fallado hace ya varios meses, la gran ovación en la entrega de premios fue dedicada al actor estadounidense Richard Gere, que obtuvo el Premio Marco Aurelio de Oro a toda una carrera.
El protagonista de "Pretty Woman" y "An Officer And A Gentleman" (Oficial y caballero) agradeció en italiano la distinción del jurado y confesó que prefiere pensar que no se trata de un reconocimiento a toda su carrera, porque esta aún no está finalizada.
"Todo el mundo sabe que amo Roma e Italia, pero quizá no se da cuenta del amor que un actor puede llegar a sentir por el mundo del cine. Estoy especialmente agradecido a la vida que he podido vivir", subrayó el actor de Filadelfia, que quiso dedicar el galardón a todas las personas que han trabajado junto a él.
Dentro de la sección paralela "Alicia en la ciudad", la cinta ecuatoriana "En el nombre de la hija", de Tania Hermida, se llevó el Premio Marco Aurelio que otorgaba un jurado compuesto por niños menores de 13 años.
La película de Hermida, que está ambientada en los años setenta del pasado siglo, plantea el conflicto personal de una niña que siempre ha recibido una educación atea y socialista y que tiene que pasar las vacaciones de verano junto a sus primos en la casa de campo de sus abuelos, muy católicos y tradicionales.
La cineasta ecuatoriana recibió el galardón visiblemente emocionada y reconoció que su película cuenta la historia de toda una generación de niños que "en los años 70 en Ecuador vivieron el conflicto entre la cultura católica y la atea y socialista".
"Con este filme quería contar, a través de la mentalidad de una niña de 9 años, la capacidad de ver más allá de los dogmas y los pensamientos impuestos por los otros", añadió Hermida, quien precisó que "la película no toma partido político" y que es "una crítica a todos los dogmas".
El Premio Marco Aurelio a la Mejor Actriz fue para la sueca Noomi Rapace por el filme de terror noruego "Babycall", dirigido por Pal Sletaune, mientras que el Premio Marco Aurelio al Mejor Actor fue a parar al francés Guillaume Canet, por su papel en la película "Une vie meilleure", del cineasta Cédric Kahn.
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