La RAF alemana y Oriente Medio, en la recta final de la Berlinale

  • Berlín.- El desfile de aspirantes al Oso de la Berlinale entró hoy en su recta final con "Wer wenn nicht wir", una nueva incursión del cine alemán en las raíces de la extinta Fracción del Ejército Rojo (RAF), y la israelí "Odem", una peculiar visión del conflicto de Oriente Medio a través de dos palestinas.

La RAF alemana y Oriente Medio, en la recta final de la Berlinale
La RAF alemana y Oriente Medio, en la recta final de la Berlinale

Berlín.- El desfile de aspirantes al Oso de la Berlinale entró hoy en su recta final con "Wer wenn nicht wir", una nueva incursión del cine alemán en las raíces de la extinta Fracción del Ejército Rojo (RAF), y la israelí "Odem", una peculiar visión del conflicto de Oriente Medio a través de dos palestinas.

El cine anfitrión presentó su segunda película a concurso -"If not us who", en inglés-, dirigida por Andres Veiel y centrada en el paso a la lucha armada de Gudrun Ensslin, la que se convertiría en novia de Andreas Baader, fundador con Ulrike Meinhof de la RAF, el grupo terrorista más mortífero de Alemania.

"No es sólo una película sobre un capítulo negro de la historia alemana o la rebelión de una generación con el pasado nazi de la anterior, sino una reflexión sobre unas personas que trataron, por el camino equivocado, de cambiar algo en la sociedad", afirmó Veiel.

El filme arranca desde la primera pareja de Ensslin -interpretado por Lena Lauzemis- el hijo de un escritor nazi, Bernhard Vesper -August Diehl- la fundación de una editorial que hacen juntos y se pretende comprometida, y de su relación con los intelectuales del Grupo 47.

Sigue con precisión cronológica la radicalización de Ensslin, recorre con un par de imágenes de archivos el trasfondo político alemán e internacional, incluido el asesinato de un estudiante durante la manifestación contra la visita del Sha de Persia a Berlín -en 1967- hasta desembocar en las revueltas del 68.

La radicalización política discurre pareja a la progresión de infidelidades, por ambos lados, de una pareja que además de la rebelión política contra la generación de sus padres lleva a la práctica la revolución sexual.

Son jóvenes, guapos, inteligentes, crecidos en el seno de familias burguesas, cada una con su correspondiente vínculo pasado con el nazismo, en cuyas vida irrumpe de pronto el detonante: Baader, el macho que desprecia la literatura y ama los automóviles deportivos, con los que Ensslin da el paso a la lucha armada.

Nada que no se haya visto ya en películas como la reciente "Der Baader Meinhof Komplex", con la diferencia de que ésta se detiene justo ahí donde aparecería en escena Ulrike Meinhof, en 1969, con la pareja de Ensslin y Vesper totalmente pulverizada.

"Tratamos de limitar el contingente de episodios relacionados con la RAF a esas raíces, a ese grupo de personas que del repudio a Vietnam y el capitalismo pasaron a la lucha armada", prosiguió el director, hasta ahora realizador de documentales.

Su incorporación a competición cumplió la norma no escrita en los últimos años de Berlinale de incluir en la sección oficial una aportación alemana a la historia de la RAF, junto a la inevitable dosis de cine sobre el nazismo -este año, limitado a la comedia "Mein bester Feind", proyectada ayer fuera de concurso-.

"Odem" cumplió esa otra tradición de incluir un representante del nuevo cine israelí, Jonathan Sagall, quien centra su incursión en las heridas del conflicto de Oriente Medio en dos mujeres, dos palestinas, y un oscuro capítulo pasado de sus vidas, la relación fugaz de una de ellas con un soldado israelí.

Fue a la salida de un cine en Jerusalén, la noche en que la lanzada Inam y su más retraída amiga Lara se saltaron los controles, en plena Intifada, para ir a ver una película americana. El recuerdo de lo que ocurrió está en la línea floja entre dos versiones -sexo consentido o violación- y alrededor de ellas se teje ese filme.

El director de la Berlinale, Dieter Kosslick, la había anunciado como uno de los filmes "a tener en cuenta" y la interpretación de ambas protagonistas -Clara Khoury y Nataly Attiya- apunta a un Oso.

El otro filme a competición, el coreano "Saranghanda, Saranghaji Anneunda" -"Come Rain, Come Shine"-, de Lee Yoon-ki, confrontó a la Berlinale con su tercer título -tras la argentina "Un mundo misterioso", de Rodrigo Moreno, y la estadounidense "The Future", de Miranda July- de una pareja que agoniza.

Compartía con las otras dos esa situación de partida, más la personalidad entre embobada y abúlica de jóvenes acomodados, ciudadanos de sociedades dichas avanzadas, que se comportan como perfectos incompetentes para la vida normal.

Otros paralelismos: la aparición de un gato, tanto en la coreana como en la de July, como hipotético salvador de parejas con goteras.

Como le ocurrió a Moreno, el director coreano escuchó algunos abucheos en su presentación a los medios.

La Berlinale entró así en la recta de esprint, a falta de que se presente mañana "The forgiveness of blood", de por Joshua Marston, quien regresa al festival tras "María, llena eres de Gracia".

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