La receta para componer canciones de pop-rock en las últimas décadas

  • Un grupo de investigadores del CSIC ha llegado la conclusión de que los temas actuales cada vez siguen parámetros más parecidos después de analizar 464.411 canciones, publicadas entre 1955 y 2010, que proceden de una base de datos pública elaborada por la Universidad de Columbia (EEUU).

Coldplay en directo
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Ylenia Álvarez

Nadie diría que con toda la variedad de grupos que componen canciones por todo lo ancho y largo del mundo pudiera establecerse una receta para la composición de canciones actuales (de rock, pop, dance o folk). Sin embargo, según un estudio del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC es posible, ya que cada vez son más previsibles. ¿Los ingredientes para esta receta? La utilización de cambios de acordes sencillos, el uso de los mismos instrumentos y también de la presencia de un alto volumen a la hora de su grabación.

Para Joan Serrà, el investigador que ha dirigido este estudio, "la creación de música no es un fenómeno estático y hay unos patrones que se pueden observar con los años, con las tendencias".

Serrà explica así estos tres patrones (ingredientes) principales. "Los cambios entre grupos de notas se cortan en trocitos de audio muy pequeños, después se analizan consecutivos y también los cambios que hay de un trocito a otro, y así se observa que cada vez hay menos variabilidad en estos cambios".

El estudio convierte el audio en una especie de 'palabras'. "Cada trocito de audio es una "palabrita" y depende de la característica que mires. Por ejemplo, si nos fijamos en las notas y las contamos sale una ley muy famosa que llamamos la Ley de Zipf (que mida la frecuencia con la que una palabra aparece en un texto), entonces vemos que la música obedece también a esta ley, que te permite decir dada la longitud del texto, cuántas palabras diferentes saldrán. Lo interesante es que la misma palabra siempre es la más usada a lo largo de los años y con el mismo número de usos casi estadísticamente", explica.

En resumidas cuentas, dada una nota musical, es relativamente más sencillo predecir cuál será la la nota siguiente en una canción actual.

Respecto al timbre, el investigador añade que "que cada año cambia un poco, pero que realmente hay una tendencia a adherirse a la moda, por lo que contribuye de alguna forma a la homogeneización del timbre".

El tercer parámetro que se ha observado con este estudio es el incremento en el volumen en el que están grabadas las piezas musicales, que ha ido aumentando paulatinamente con los años. "Yo creo que es una manera de intentar llamar la atención y que se intenta poner algo muy fuerte en la señal del audio para que sin tocar el volumen del aparato de escucha de repente te salga a un volumen alto", afirma Serrà.

El CSIC ha llegado a estas conclusiones después de analizar 464.411 canciones, publicadas entre 1955 y 2010, que proceden de una base de datos pública elaborada por la Universidad de Columbia (EEUU).

"La mayor ventaja del estudio es que ahora con los ordenadores puedes hacer un análisis que un humano no podría hacer", afirma Serrà. "Una persona tardaría años en escuchar todo este volumen de música y en anotar todos los parámetros que considerase de interés. Con un ordenador esto lo puedes analizar en un par de semanas", añade.

De hecho, si una canción dura de media cuatro minutos y medio, un experto (necesita cuatro veces de escucha) hubiera tardado 16 años de escucha durante los 365 días del año y las 24 horas del día.

En cuanto a grupos, Serrà no ha querido profundizar en el tema porque "al analizar cosas concretas se encuentran muchas excepciones". Sin embargo, destaca especialmente a Pink Floyd"porque ellos usaban los cambios de timbre y los cambios de volumen como una herramienta de composición en sí mísma y ahora esto quizás se ve mucho menos".

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