La vida de "Popieluszko" o la lucha por la libertad del pueblo polaco

  • Clara González.

Clara González.

Madrid, 21 ene.- La vida del Padre Jerzy Popieluszko, héroe del movimiento social "Solidaridad" que se opuso a la dominación soviética en Polonia, es una "historia universal", según el director de "Popieluszko", Rafal Wieczynski, que ha llevado al cine la figura de un hombre que luchó hasta el final "por sus convicciones".

Wieczynski no quería que esta historia cayera en el olvido y tampoco le gustaba el tono "sentimental y nostálgico" con el que se empezaba a hablar en su país sobre aquella época "olvidando la esencia de aquel movimiento y la opresión" en la que se vivió, dijo el realizador a Efe en una entrevista con motivo de la presentación de esta película, que se estrena el viernes, 27 de enero, en España.

Por eso, y para que los más jóvenes, como su hijo adolescente, conocieran lo que pasó, el director polaco escogió llevar al cine una historia que, además, permite reflejar con claridad un "fenómeno polaco" en su conquista de la libertad: "la simbiosis de la iglesia y el pueblo", explica el cineasta.

La historia del Padre Popieluszko comienza cuando acude a celebrar una misa con los obreros encerrados en la fábrica Huta Warszawa, en agosto de 1980. Se trataba de la huelga que dio origen a Solidarnosc (Solidaridad), el primer sindicato independiente de la Europa del Este.

"Solidaridad" acabó convirtiéndose en un movimiento social que incomodaba a la URSS y que llevó al presidente de Polonia, Wojciech Jaruzelski, a declarar la ley marcial en diciembre de 1981.

Años en los que Popieluszko, como otros muchos capellanes, estuvieron al lado del pueblo. Sus "Misas por la Patria", que celebraba mensualmente congregaban a miles de personas y pronto se convirtió en líder espiritual de los obreros.

El 19 de octubre de 1984 fue secuestrado por funcionarios del Ministerio de Interior cuando regresaba de un encuentro con los fieles y su cadáver apareció maniatado y con signos de violencia junto a un lago.

El director ha querido reproducir con precisión los hechos que narra y para eso se ha preparado durante varios años, recogiendo testimonios de familiares, amigos y seguidores del Padre Jerzy. Para dotar de mayor realismo al filme, Wieczynski ha incluido metraje original de la época.

"La historia de aquellos años sigue sin ser juzgada pero hay avances. Por primera vez la semana pasada, un tribunal de Varsovia ha declarado ilegal la ley marcial y ha sentado en el banquillo a algunos de sus instigadores. Pero todavía el comunismo goza de ciertas simpatías, queda pendiente equipararlo al nazismo", opina Wieczynski, para quien esto explica que se hagan pocas películas sobre el tema.

El filme ha sido un éxito en Polonia, donde lo han visto cerca de un millón y medio de espectadores, y ha despertado mucho interés fuera de sus fronteras.

El encargado de dar vida al Padre Jerzy es Adam Woronowicz que, durante un año y medio, se preparó para el "honor" de encarnar a un ser "excepcional", considerado un héroe por el pueblo polaco y que fue beatificado el 6 de junio del año pasado en Varsovia.

Este trabajo ha brindado a Woronowicz la oportunidad de "conocer a gente muy especial -entre quienes figuran los padres del propio Jerzy- y de vivir situaciones únicas", como cuando rodó la escena del secuestro, para lo que se desplazaron a las inmediaciones de Bydgoszcz, donde el sacerdote ofició su última misa.

"El párroco de la iglesia se negó a que llevara la vestimenta litúrgica de atrezzo porque quería que luciera las auténticas, las que vistió Jerzy aquel día y que nadie más llevó después. Rodar sabiendo eso, me hizo cuestionarme si 'interpretar' había dejado de ser el verbo adecuado para lo que hacía", cuenta.

Woronowicz pronto se dio cuenta que no podía, ni quería, "disfrazarse" de capellán de "Solidaridad" porque se iba a "engañar" a él mismo y a todos aquellos que conocieron a Popieluszko y, por eso, decidió explorar la dimensión espiritual que le brindaba este papel.

"Me hizo plantearme multitud de preguntas y descubrir que la muerte no es el fin de la existencia de una persona, que su espíritu puede seguir viviendo. Nunca había entendido eso hasta entonces", concluye.

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