Las espadas, armaduras y lanzas que pintó el Greco, en el Alcázar de Toledo

  • Espadas como la de "El caballero de la mano en el pecho", alabardas como la de "San Judas", armaduras como la de "San Martín y el mendigo" y lanzas como las del "Expolio" son algunas de las magníficas armas que el Museo del Ejército ha rescatado de sus almacenes y expone con motivo del Año Greco.

Lidia Yanel

Toledo, 2 sep.- Espadas como la de "El caballero de la mano en el pecho", alabardas como la de "San Judas", armaduras como la de "San Martín y el mendigo" y lanzas como las del "Expolio" son algunas de las magníficas armas que el Museo del Ejército ha rescatado de sus almacenes y expone con motivo del Año Greco.

Hace cuatro siglos, en la época del Greco y de los tercios de Flandes, las armas tenían una importancia "básica": como elemento defensivo en un tiempo en que no existían las fuerzas de seguridad y en el que manejar un arma podía suponer "la diferencia entre la vida y la muerte", y como símbolo de ostentación y nivel social.

Así lo ha destacado hoy, durante la inauguración de la exposición "Las armas del Greco" su comisario, Germán Dueñas, que es conservador jefe del departamento de armas del Museo del Ejército y uno de los mayores expertos del país en esta materia.

Cuando el Greco vivió, lo normal era que en todas las casas hubiera armas e incluso el pintor tuvo una espada y una daga en dos variedades -en negro y en dorado, que era de mayor calidad-, según figura en su inventario.

Esta relación de la sociedad con las armas era más intensa, si cabe, en la ciudad de Toledo, que en la segunda mitad del XVI y a comienzos del XVII era el centro de producción de hojas de espada más importante del mundo, hasta el extremo de que otras zonas europeas falsificaban las hojas de las espadas toledanas.

De hecho, en la exposición se muestran punzones que utilizaban los artesanos toledanos para marcar su hoja de espada. Este "copyright" del artesano también servía como hoja de reclamación para el comprador de la espada, si salía defectuosa, y valía para multar al fabricante si el arma no se ceñía a las dimensiones fijadas por las leyes.

Son muchos los cuadros del Greco, incluidos los de temática religiosa, que muestran armas. Entre ellos, "El caballero de la mano en el pecho", que lleva una espada y la eleva "para mostrarla al público y que el espectador vea que porta una espada dorada, de calidad, y vea la importancia del personaje".

El Museo del Ejército muestra ahora espadas como aquella y, también, lanzas como las del "Expolio", escudos como los que aparecen en la "Resurrección" o armaduras como la de "San Martín y el mendigo".

Sobre el "El entierro del señor de Orgaz", el comisario explica que el Greco vistió al difunto con armaduras del XVII, no con las que hubiera llevado Gonzalo Ruiz de Toledo cuando falleció, doscientos años antes.

La joya de la exposición, por su importancia histórica, es una bellísima espada nazarí que perteneció al suegro de Boabdil y que ha sido elegida para presidir una de las salas porque el Greco pintó a los centuriones romanos de "El Martirio de San Mauricio y la legión tebana" con estas espadas jineta.

La muestra, que estará abierta hasta el 26 de octubre, ha permitido sacar de los almacenes gran cantidad de piezas, que han sido restauradas con tal motivo. EFE

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