Alcoy (Alicante), 5 may.- Las tropas cristianas esperan "la aparición" de San Jorge para recuperar la villa de Alcoy, después de que esta mañana las huestes de la Media Luna conquistaran la ciudad y dejaran ondeando su bandera en el castillo.
Alrededor de 2.500 kilos de pólvora han quemado los arcabuces de ambos bandos en la batalla "sonora" que esta mañana ha tenido lugar en el casco urbano de Alcoy, ciudad alicantina que estos días vive sus tradicionales fiestas de Moros y Cristianos.
Declaradas de Interés Turístico Internacional, estos festejos recuperan para el pueblo y el visitante un episodio histórico.
Como manda la tradición -la primera referencia documental sobre estas fiestas es una publicación de 1672-, los catorce batallones o comparsas -filaes- del ejercito musulmán han logrado derrotar a los soldados cristianos.
Sin escaramuzas y, obviamente, sin bajas en ambos bandos, la arcabucería mora se ha impuesto a la cristiana ante un público entregado que, un año más, ha llenado las calles y plazas de la ciudad.
La pólvora de berberiscos, abencerrajes, benimerines y mudéjares, entre otros linajes, ha obligado -a golpe de sonido- a los cristianos a abandonar la fortaleza para no ser derrotados definitivamente.
Entre humo, ruido y algún que otro aperitivo, las esperanzas de mantener el castillo de Alcoy por parte de los cristianos se ha desvanecido, como ocurre todos los años, tras varias horas de lucha.
Estas fiestas son el resultado de la evolución de una fecha, 23 de abril de 1276, día en el que los defensores cristianos de la villa lucharon contra las tropas sarracenas del caudillo Al-Azraq, señor de Alcalá de la Jovada y la Vall de la Gallinera.
Pero a Al-Azraq le va a durar poco la alegría ya que los cristianos -de nuevo la tradición obliga- recuperarán el castillo y la villa a última hora de esta tarde.
Cruzados, asturianos, hijos del Cid, vascos, navarros y labradores, entre otras agrupaciones, ya se preparan para la reconquista del castillo alcoyano.
Todo ello con la ayuda de Sant Jordi, quien "aparecerá" para echarles una mano. La figura del santo, encarnada siempre por un niño de la localidad, aparecerá sobre las almenas del castillo montado en un caballo blanco y con su lanza diezmará a los sarracenos.
Concluirán así las fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy, que un año más bajarán su telón histórico entre gestos y cenas de amistad por parte de ambos bandos. EFE
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