Les Luthiers: "Nunca debemos dejar de reírnos de nosotros mismos"

  • Les Luthiers regresa hoy a Valencia para celebrar su 45 aniversario con el espectáculo "Lutherapia", una musical y surrealista sesión de psicoanálisis que intenta mitigar las tensiones actuales y reivindica la capacidad del ser humano para reirse de sí mismo, una cualidad difusa en estos tiempos.

Valencia, 27 feb.- Les Luthiers regresa hoy a Valencia para celebrar su 45 aniversario con el espectáculo "Lutherapia", una musical y surrealista sesión de psicoanálisis que intenta mitigar las tensiones actuales y reivindica la capacidad del ser humano para reirse de sí mismo, una cualidad difusa en estos tiempos.

El quinteto argentino instala hoy su particular consulta en el Palacio de Congresos de Valencia, en el que permanecerán hasta el 3 de marzo para, posteriormente, trasladarse a Barcelona, Zaragoza y Madrid.

"En épocas de crisis suele ocurrir, pero nunca debemos olvidarla, porque el humor siempre es una buena salida. Créame, como argentinos hemos pasado por muchos momentos así, y la risa siempre nos ha ayudado", defiende en una entrevista con Efe uno de sus integrantes, Jorge Maronna.

Les Luthiers escenifica en esta ocasión la visita al psicoanalista de un paciente, encarnado por Daniel Rabinovich, que busca ayuda ante las angustias que sufre por una tesis sobre el maestro Johan Sebastian Mastropiero (el más legendario de los personajes ficticios de la compañía).

Con la sesión terapéutica como pretexto, Les Luthiers interpretan diez piezas musicales cargadas de humor verbal y mímico, en las que ensalzan nuevos y artesanales instrumentos, como el "bolarmonio" (diez pelotas de fútbol dispuestas en forma de teclado que emiten sonido al ser oprimidas) o la "exorcítara" (una arpa electrónica compuesta por tubos de neón).

Su modestia les impide creer que el mundo les necesita para eludir la tristeza, pero no por ello cejan en su objetivo de aliviar temporalmente los enfados de su público.

"Afortunadamente, el mundo no está tan mal como para llegar a necesitarnos como terapeutas, pero ya sabe, los argentinos estamos muy mal acostumbrados a acudir en masa a los divanes", bromea Maronna.

Uno de los secretos de su popularidad (en España han representado más de 1.300 funciones) radica precisamente en huir de la realidad más cotidiana, utilizando la coyuntura tan solo como pretexto para armar un espectáculo.

"Es difícil, pero aquí también lo mantenemos. Una de nuestras imposiciones es no entrar en la realidad más cercana, como la crítica a los políticos. Siempre lo hemos evitado, preferimos centrarnos en temas universales y atemporales", argumenta.

Otra de sus cualidades, la que les acerca al medio siglo de carrera y les aleja del aburrimiento, es el disfrute de su trabajo y la complicidad con el público.

"Nos divertimos mucho sobre el escenario, lo pasamos muy bien, en cierto modo es una terapia para nosotros. A veces hay cierto cansancio, porque repetimos cada 'show' centenares de veces, pero la presencia sonora del público, que es parte del espectáculo, nos despierta y nos estimula", subraya.

Además, en todo el lío que reflejan sus obras, apenas hay espacio para la improvisación: "La gente siempre nos pregunta si improvisamos y solemos contestar que no. El espectáculo está totalmente pautado, hay mucho rigor en la escritura".

Orgullosos de que se les reconozca como un bastión del "humor inteligente", Maronna reivindica la música como eje de todas sus creaciones, un elemento que diferencia su propuesta en el ámbito del teatro tradicional, ajeno al mundo de las nuevas tecnologías.

"La verdad es que somos un tanto prehistóricos", advierte este integrante de Les Luthiers, protagonista de unas sesiones terapéuticas propias de un reputado doctor. "Un buen tratamiento tiene su precio", bromea.

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