Los afrouruguayos homenajean al Rey Baltasar al ritmo trepidante del candombe

  • La comunidad afrouruguaya celebró hoy el legado y la memoria de Baltasar, el rey mago negro, con una multitudinaria "Llamada", la tradicional marcha de tambores al ritmo trepidante del candombe, herencia de los esclavos negros con la que sus descendientes buscan decir "aquí estamos y esto hacemos".

Álvaro Mellizo

Montevideo, 6 ene.- La comunidad afrouruguaya celebró hoy el legado y la memoria de Baltasar, el rey mago negro, con una multitudinaria "Llamada", la tradicional marcha de tambores al ritmo trepidante del candombe, herencia de los esclavos negros con la que sus descendientes buscan decir "aquí estamos y esto hacemos".

Centenares de tamborileros, bailarinas, "escobilleros" (malabaristas con escobas), portaestandartes y demás figuras típicas de este género marcharon con sus comparsas a la caída del sol por los históricos barrios Sur y Palermo de Montevideo, cuna de la cultura negra en el país, en homenaje al Rey Baltasar y a las tradiciones que llegaron de África.

Según explicó a Efe Pedro Ferreira, un veterano afrouruguayo "escobillero" en la comparsa Elumbé, la música y la cultura del candombe acoge "una tradición y un sincretismo que tiene mucho que ver con la religiosidad", y por eso no extraña que su expresión más popular coincida con el Día de Reyes y con la figura del querido rey mago negro.

"Los negros esclavos que llegaron a Montevideo por allá los años 1700 en contra de su voluntad, se les dio llegado un momento un día de asueto. Este es ese día, el día de San Baltasar, que se celebraba en su momento en todo Montevideo colonial", apuntó Ferreira.

Esos esclavos construyeron, con los materiales que encontraron en el Nuevo Mundo, sus instrumentos tradicionales y mezclaron los ritmos traídos por los diversos grupos de esclavos hasta dar lugar al candombe, que pronto se convirtió en su más significativa expresión cultural y en el elemento principal de sus fiestas.

La "Llamada" del Rey Baltasar constituye un festejo más popular y relajado que las más reconocidas "Llamadas" del Carnaval uruguayo, la máxima expresión del candombe, en donde las diversas comparsas, compiten por la distinción de ser la mejor del año y no solo por el mero placer de desfilar.

Sin los disfraces completos, ni las lentejuelas en las bailarinas, ni el estricto orden, ni una gran restricción de acceso al público general, y con una mayor participación de niños entre los tamborileros y bailarinas, la Llamada del Rey Baltasar tiene un mayor componente popular que sus participantes disfrutan particularmente.

"Las Llamadas son algo más con un trasfondo económico y de concurso, y esto es una cosa de alegría, expresión y ancestralidad, donde el afrouruguayo demuestra libertad, alegría y ritmo. Lo que se sabe y se quiere expresar artísticamente", añadió.

Del mismo modo se expresó Alejandro Arrascaeta, de la Asociación Uruguay de Candombe, quien señaló que la celebración está abierta a toda la gente que quiere participar, desfilando en comparsas o como público.

Aún así, reconoció que, dado que las Llamadas del Carnaval son a finales del mes de enero, muchas comparsas también usan este desfile para pulir detalles y hacer una suerte de "ensayo general" para ese momento.

Para Ferreira, además, la fiesta del Rey Baltasar constituye una expresión todavía no "domesticada" de "la resistencia a la invisibilidad" que "las autoridades blancas quieren poner sobre los negros uruguayos".

"Realmente, el candombe es la única música que es propia del Uruguay, mal que le pese a una cantidad de gente, este es el ritmo de la República. Y es una representatividad no solo de los negros, pese a su raíz africana, porque nació en este suelo y bajo este cielo. Por eso esta forma de rebeldía. Queremos decir aquí estamos, de aquí somos y esto es lo que hacemos", añadió.

Según el último censo realizado en Uruguay, del año 2011, en el país viven unos 255.074 afrodescendientes, que equivalen aproximadamente al 7,8 % de la población total.

Pese a las transformaciones de los últimos años, la discriminación que sufren es una de las mayores quejas de este grupo en Uruguay, que en un 40% se encuentra por debajo de la línea de la pobreza y alcanza altas cifras de desempleo, muy por encima de la media general.

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